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Fronteras rectilíneas de África

Publicado por Daniel Terrasa

Uno de los aspectos más llamativos que observamos en los mapas políticos de África es la presencia de largas fronteras rectilíneas, muy diferentes a las que encontramos en otros continentes como por ejemplo el europeo. En realidad, este es un fenómeno que no es exclusivo de África, aunque allí es donde se muestra de modo más visible.

Las fronteras trazadas con líneas rectas, o como se dice coloquialmente «con escuadra y cartabón», son propias de los territorios que en el pasado fueron objeto de conquista por parte de las potencias europeas. Generalmente (aunque no siempre) fueron trazadas sobre territorios deshabitados sin referencias geográficas importantes, como por ejemplo el Desierto del Sáhara.

Una mirada rápida al mapa nos desvela la existencia de fronteras rectilíneas artificiales en los contornos de países como Marruecos, el Sáhara Occidental, Mauritania, Malí, Argelia, Libia, Níger, Sudán y Egipto, por citar los ejemplos más destacados, los de la región del Magreb.

Fronteras artificiales vs fronteras naturales

En el caso concreto del continente africano, hay que remontarse a finales del siglo XIX, cuando las potencias coloniales europeas organizaron el reparto territorial de África en la Conferencia de Berlín (1884-1885), como se muestra en el mapa de más abajo. Dicho reparto se realizó con un conocimiento limitado de la geografía, la historia y la composición étnica del continente.

En el año 1906, el primer ministro británico Lord Salisbury, dejó escrito lo siguiente: «Nosotros [los británicos y los franceses] tenemos Nos hemos dedicado a dibujar líneas en mapas que nunca pisó el pie de un hombre blanco: nos hemos estado regalando montañas, ríos y lagos unos a otros, solo obstaculizados por los pequeños impedimentos de que nunca sabíamos exactamente dónde estaban las montañas, los ríos y los lagos».

Las consecuencias del levantamiento de fronteras artificiales en lugar de fronteras naturales tuvieron su reflejo en el desarrollo de los pueblos colonizados. Por ejemplo, los somalíes que compartían una misma cultura, lengua y nación, fueron separados en cuatro territorios diferentes.

Este diseño inadecuado de las fronteras y la división de grupos étnicos ha sido un factor importante (aunque no el único) que ha condicionado el subdesarrollo y la inestabilidad en los territorios africanos coloniales y, ya en la segunda mitad del siglo XX, de los estados africanos independientes.

Recuperar las viejas fronteras

El hecho es que las naciones africanas no han sido capaces de recuperar su organización territorial previa a la colonización europea. Los escasos intentos de hacerlo han chocado con serias dificultades, puesto que en los últimos siglos las diferentes tribus se han mezclado o se han desplazado a regiones alejadas de su lugar de origen. En la práctica, casi ninguno de los estados africanos modernos tiene especial interés en recuperar su configuración original, si es que esta todavía se puede determinar de manera fiable.

Sin embargo, esta iniciativa podría ayudar a resolver buena parte de las disputas territoriales y fronterizas que padece el continente africano, vinculadas también a diversas cuestiones religiosas, étnicas y económicas.