Corrientes oceánicas del Atlántico Norte
La circulación oceánica en el Atlántico Norte está determinada por el llamado Giro del Atlántico Norte, el cual se mueve desde la zona tropical hasta el ártico siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Está determinada por cuatro grandes flujos marinos: la Corriente Ecuatorial del Atlántico Norte, la Corriente del Golfo, la Corriente del Atlántico Norte y la Corriente de Canarias.
En la parte central del giro se extiende el llamado Mar de los Sargazos, una gran área de aguas tranquilas en las que se acumulan grandes cantidades de algas.
A pesar de su denominación, los geógrafos rehúsan conceder la categoría de mar al cuerpo de agua de Sargazos. Se sitúa al este de las islas Bermudas y su extensión aproximada es de unos 3.500.000 kilómetros cuadrados.
La Corriente Ecuatorial del Atlántico Norte fluye en dirección oeste formando la parte meridional del giro. Al alcanzar las costas americanas, se divide en dos grandes flujos:
- El más importante (Corriente del Caribe) penetra en el Mar Caribe a través de los canales que separan las Antillas Menores y fluye en dirección noroeste hasta el Golfo de México, donde adquiere mayor velocidad impulsado por los vientos.
- El más débil (Corriente de las Antillas) fluye a lo largo de las costas exteriores de las Antillas.
Ambos flujos se reencuentran al este del Estrecho de Florida, dando lugar a lo que se conoce como Corriente del Golfo. Esta corriente recorre la costa este de Estados Unidos con una anchura media de 100 kilómetros y profundidades que llegan a alcanzar los 1.200 metros. Su velocidad es de unos 2,5 metros por segundo.
Al llegar a la altura de Terranova, la temperatura de las aguas de la Corriente del Golfo ya ha descendido de forma considerable. Es en este punto donde el se inicia el tramo norte del giro con la llamada Corriente del Atlántico Norte, que transporta una enorme cantidad de aguas tropicales cálidas a latitudes muy septentrionales.
Las masas de aguas más frías de la Corriente del Golfo giran hacia el sur para formar la Corriente de las Azores. Esta corriente se desplaza hacia el este y, ya más debilitada, una parte de ella acaba penetrando en el Mar Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar, aportando una masa marina con un alto índice de salinidad. La otra se une más al sur a la Corriente de las Canarias.
Pero el grueso de la Corriente del Atlántico Norte continúa su viaje hacia el norte, ramificándose para impulsar a las dos siguientes corrientes mucho más lentas al encuentro del sistema de circulación oceánico del Océano Ártico:
- Corriente de Irminger en la parte occidental, al sur de Groenlandia.
- Corriente de Noruega en la parte oriental.
Continuando con el giro atlántico, la Corriente del Atlántico Norte desciende a lo largo de las Islas Británicas y la fachada atlántica europea. Más adelante continúa su viaje hacia el sur dando lugar a la Corriente Canaria, de aguas frías. Esta corriente avanza a lo largo de las costas africanas para acabar uniéndose a la Corriente Ecuatorial del Atlántico Norte y reiniciar así el ciclo.