Corrientes oceánicas del Atlántico Sur
La circulación oceánica en el Atlántico Sur está marcada por el movimiento imprimido por el llamado Giro del Atlántico Sur, que desplaza grandes masas de agua desde la zona tropical hasta el océano antártico en el sentido contrario al de las agujas del reloj.
Este giro es simétricamente opuesto al que se da en la mitad septentrional del océano, también llamado Giro del Atlántico Norte. Sin embargo, su modelo de circulación es más sencillo.
Las principales corrientes del Atlántico Sur son la Corriente de Brasil en el lado americano y la Corriente de Benguela en el lado africano.
La Corriente de Brasil es una corriente lenta de agua cálida que procede de la desviación de la Corriente Ecuatorial del Atlántico Sur. Fluye hacia el sur a lo largo de la costa brasileña hasta alcanzar el Río de la Plata. En este punto se encuentra con la Corriente de las Malvinas, de aguas frías, que es una prolongación septentrional de la Corriente Circumpolar Antártica.
Este encuentro, conocido en hidrografía como Confluencia Brasil-Malvinas, causa un fuerte contraste termohalino (de temperatura y salinidad) que da lugar a remolinos y fuertes oleajes que puede llegar a dificultar seriamente la navegación.
También tiene como consecuencia la continuación del Giro del Atlántico Sur hacia el este, dando lugar a la llamada Corriente del Atlántico Sur. Ésta discurre en paralelo a la corriente del Océano Ártico, al norte de la misma, sobre el paralelo 35º S. Sin embargo, es mucho más lenta que esta y la navegación mucho más apacible.
Al sur del Cabo de Buena Esperanza en el extremo meridional de África esta corriente choca con la Corriente de Angulhas, procedente del Océano Índico. El resultado de esta confluencia también genera fuertes oleajes que, unidos a los fuertes vientos del este, han sido históricamente un obstáculo para los navegantes.
En el límite entre los océanos Atlántico e Índico se produce el desdoblamiento de la corriente principal: las aguas calientes fluyen hacia el este, mientras que las aguas frías lo hacen hacia el norte.
Estas aguas frías forman la Corriente de Benguela, que recorre la costa africana hasta el sur del Golfo de Guinea. Las características de esta corriente (sobre todo su anchura de más de 200 kilómetros y su baja temperatura superficial) son las responsables de la aridez climática de la costa suroccidental de África, que entre otras cosas permite la existencia del Desierto de Namibia.
La Corriente de Guinea, que fluye hacia el suroeste, provoca el llamado Giro de Angola, el cual obliga a la Corriente de Benguela a desviarse hacia el oeste, transformándose en la Corriente Subecuatorial cálida que alcanza las costas de Brasil, completando así el Giro del Atlántico Sur.