Desierto del Neguev
El Desierto del Neguev es una región árida que abarca el tercio meridional de Israel. Su extensión aproximada es de 12.500 kilómetros cuadrados, con una longitud norte-sur de 250 kilómetros y una anchura este-oeste de 125 kilómetros.
Sus límites geográficos son: la Península del Sinaí por el oeste y el valle del Jordán por el este. Los límites septentrionales no están tan claros, aunque se considera a las colinas de Judea como área de transición entre el desierto y la zona fértil de Palestina. Por el sur, el desierto alcanza las aguas del Mar Rojo en Eilat, en el Golfo de Aqaba.
El topónimo Negev proviene de una palabra del antiguo hebreo cuyo significado es “seco”, aunque también se suele usar como sinónimo de “sur”.
El relieve del Desierto de Neguev es abrupto. Aunque se trata de un desierto fundamentalmente rocoso, en la franja oriental se levantan grandes sistemas dunares.
Los terrenos llanos están interrumpidos por una serie de desniveles llamados “cráteres de erosión”. El mayor de estos cráteres es el Makhtesh Ramon, que alcanza una longitud de 37 kilómetros. En la zona central del desierto se alzan las Montañas del Neguev, que alcanzan los 520 metros de altitud.
A pesar de ser conocido como desierto, es más correcto denominar al Neguev como región árida. En su mitad norte y en el noroeste (la parte más cercana al Mediterráneo) se registran precipitaciones anuales en torno a 300 mm, que van disminuyendo paulatinamente hacia el sur. Las zonas más áridas son Eilat, en el extremo sur, y el valle de Arabah, cerca del Mar Muerto.
Las temperaturas anuales medias del Neguev se sitúan en torno a los 20º C en el norte y los 25º C en el sur, donde en verano se pueden llegar a alcanzar máximas diarias superiores a los 42º C.
Flora y fauna
En las zonas menos secas de la parte septentrional del Neguev crecen algunas especies de árboles como acacias o palmeras. También abundan los matorrales y las plantas espinosas.
Entre las especies más representativas de la fauna del Neguev hay que destacar la gacela de Arabah, el chacal dorado, el leopardo árabe y el íbice nubio, que habita principalmente en las zonas altas. Se dan también algunos endemismos como la musaraña del Neguev (en la imagen de arriba) o la tortuga del Neguev. Se han llevado a cabo programas significativos para conservar la biodiversidad en el desierto del Neguev, destacando la reintroducción de especies nativas como el órix árabe, que ahora habita en áreas protegidas. Estos esfuerzos reflejan un compromiso con la preservación del equilibrio entre el desarrollo humano y la conservación de hábitats críticos en la región.
Actividades humanas
La región del Neguev ha estado habitada desde la Prehistoria, si bien hasta el siglo XX su población había quedado reducida a unas cuantas tribus de beduinos nómadas.
La repoblación moderna de la zona se reinició con los primeros asentamientos hebreos en forma de kibbutz en los años 40. Más adelante, el estado de Israel puso en marcha un ambicioso plan de ingeniería para llevar el suministro de agua a la región desde el norte, gracias a lo cual se han podido desarrollar cerca de 160 hectáreas de cultivo.
En la actualidad la principal ciudad de la región es Beerseba, al norte (en la imagen), que cuenta con una población de unos 200.000 habitantes. En el extremo sur, destaca la localidad costera de Eilat, fundada en el año 1949, donde viven hoy unas 50.000 personas.
El subsuelo del Neguev es también rico en recursos minerales, sobre todo bromo, cobre, fosfato y magnesio. Además, el desierto es rico en minerales como la potasa, la arcilla y el yeso, esenciales para las industrias de fertilizantes y materiales de construcción. Las operaciones mineras no solo generan importantes ingresos por exportaciones, sino que también brindan oportunidades de empleo para la población local, fortaleciendo enormemente la economía regional.
La tecnología de riego por goteo, desarrollada en Israel, ha transformado la agricultura sostenible en el desierto del Neguev al permitir el cultivo con un uso mínimo de agua. Esta innovadora técnica ha sido implementada con éxito en toda la región, optimizando los limitados recursos hídricos a través de sistemas de tuberías que transportan agua de manera eficiente a largas distancias. Estas mejoras han permitido una mayor producción agrícola, reduciendo el impacto ambiental.
Be’er Sheva, la principal ciudad del Neguev, ha emergido como un centro tecnológico gracias a la Universidad Ben-Gurión del Néguev, que lidera la investigación en soluciones de vida sostenible en entornos desérticos. Su enfoque en energías renovables, como la solar, explota al máximo el abundante sol de la región, promoviendo un futuro más sostenible. Según proyecciones recientes, se espera que la población del desierto del Neguev alcance los 1,2 millones de habitantes para 2025. Además, se anticipa que el área metropolitana de Beerseba alcance una población significativa en los próximos años. Las ciudades de Arad, Yeruham y Dimona están proyectadas para triplicar su tamaño hacia 2025, reflejando un desarrollo urbano acelerado en la región.