La frontera entre las dos Coreas
La partición de Corea como estado se produjo a finales de la Segunda Guerra Mundial. Cuando las fuerzas de ocupación japonesas se retiraron, en 1945, la Unión Soviética entró en la Península de Corea por el norte, mientras que Estados Unidos hizo lo mismo por el sur.
De este modo, la península quedó dividida en dos zonas cuyos límites no estaban bien definidos. Al norte se creó un estado comunista amparado por los soviéticos (Corea del Norte), mientras que en el sur se creó un estado democrático capitalista, apoyado por los estadounidenses (Corea del Sur). Este precario equilibrio se rompió en 195o, cuando nos los coreanos invadieron gran parte del territorio meridional, ocupando Seúl y llevando la frontera al extremo sur. Ese fue el germen de la Guerra de Corea (1950-1953).
Tras la intervención militar norteamericana, la situación se revirtió y entonces fueron las fuerzas del Sur las que amenazaron con acabar con el estado del Norte. La intervención de la República Popular de China en el conflicto restableció el equilibrio.
El Paralelo 38 y la Zona Desmilitarizada
En 1953, los estados beligerantes firmaron un armisticio que establecía el Paralelo 38 como frontera entre las dos Coreas. Esta no es una división natural entre países, sino una línea trazada de forma arbitraria entre los negociadores estadounidenses y soviéticos para establecer sus respectivas zonas de influencia. Por primera vez en siglos, Corea quedó formalmente dividida.
Esta frontera Norte-Sur, que tiene 257 kilómetros de longitud, no discurre exactamente a lo largo del Paralelo 38, sino que corresponde a la localización geográfica del frente cuando se firmó el armisticio. A ambos lados de esta línea se extiende lo que hoy llamamos Zona Desmilitarizada (DMZ): una franja de 4 kilómetros de anchura en la que ninguna de las fuerzas militares de los dos países pueden poner el pie.
Curiosamente, a ambos lados de la Zona Desmilitarizada se encuentra la mayor concentración de estructuras e instalaciones militares del mundo. Esto se debe a que ninguno de los gobiernos de las dos Coreas reconoce esta frontera como una solución definitiva. Ambos aspiran a la reunificación, aunque desde perspectivas opuestas, reclamando cada uno de ellos ser el único y legítimo gobierno de Corea.
Todavía hoy, ambos lados temen ser atacados e invadidos por el otro. Por eso, los dos estados invierten enormes recursos tratando de construir defensas. Se estima que, a lo largo de la frontera, hay enterradas cerca de un millón de minas terrestres. En Corea del Sur preocupa especialmente la proximidad de Seúl, la capital donde viven cerca de 10 millones de personas, a la Zona Desmilitarizada. La tensión, más de medio siglo después de la partición, sigue siendo muy elevada.
Actualmente, la posibilidad de una reunificación de Corea por medios pacíficos o a través de la vía diplomática es altamente improbable. La frontera coreana se ha convertido en un nuevo escenario de conflicto entre los intereses de las dos grandes potencias del siglo XXI: China y Estados Unidos. Este choque de intereses indica que la división del país continuará todavía durante bastante tiempo.