Polonia: Relieve
El rasgo más importante del relieve polaco es la llanura dominante, suavemente ondulada, que sólo se rompe en el sur, donde se encuentran los Sudetes polacos, que son las estribaciones septentrionales de los Cárpatos. Estamos en la parte central de la gran llanura europea que se extiende desde los Urales hasta el canal de la Mancha. La altitud media de esta llanura es de 173 metros, y tres cuartos del país no superan los 200 metros.
Además de la llanura, el otro elemento que configura el relieve es la presencia de restos de formaciones glaciares y periglaciares, especialmente los depósitos morrénicos y loes que forman pequeñas colinas diseminadas por todo el país. Las formaciones glaciares han dejado una huella significativa en el paisaje polaco. Durante las últimas glaciaciones, grandes capas de hielo cubrieron gran parte del territorio, dando forma a la topografía actual. Los depósitos morrénicos y las colinas resultantes no solo crean un terreno ondulado, sino también sostienen numerosos valles y cuencas hidrográficas. Este legado glacial juega un papel fundamental en la configuración actual de la hidrografía y el suelo de Polonia. Estas colinas sirven para individualizar las distintas cuencas fluviales, y en muchas ocasiones dificultan la escorrentía formando zonas pantanosas y lagos. Destacan las colinas de Gdansk.
El roquedo dominante en el país son las arenas y arcillas procedentes de los depósitos glaciares. En el sur es donde aparen las calizas y los escasos granitos.
El conjunto de la llanura se eleva paulatinamente desde la costa báltica hacia el sur en una serie de escalones que en el sur se dividen en los Sudetes, los Cárpatos, la llanura de Silesia la meseta de Galitzia y la Pequeña Polonia. Aquí las altitudes medias llegan a los 1500 y los 2500 metros.
Desde el punto de vista morfológico podemos distinguir tres zonas: La zona montañosa, con los Cárpatos, y sus subregiones Meseta Polaca, Bloque Subcarpático y Sudetes; la llanura central, con la llanura Central Polaca y la región Lacustre; y la costa, con la costa Báltica. El clima de Polonia varía desde el marítimo en el norte hasta el continental en el sur, afectando significativamente su relieve. Las zonas cercanas al Báltico experimentan una mayor humedad, que con frecuencia provoca erosión costera, mientras que las áreas montañosas del sur sufren de variaciones térmicas que modifican el terreno a través de procesos de helada y deshielo.
Los Sudetes se encuentran, en el oeste de la frontera con la República Checa. Su pico culminante es el Sniezka, de 1602 metros. En la frontera con Eslovaquia encontramos los Cárpatos occidentales, concretamente los macizos de Beskides y Tatra, cuyo punto culminante es el pico Rysy, de 2499 metros, punto más alto del país.
Las regiones montañosas, como los Cárpatos y los Sudetes, albergan una biodiversidad notable. En estas zonas, la flora incluye especies endémicas adaptadas a climas fríos y suelos rocosos, como diversas variedades de coníferas y helechos alpinos. La fauna, por su parte, es rica en mamíferos como ciervos y el emblemático oso pardo, coexistiendo en ecosistemas únicos que dependen del entorno montañoso.
La costa polaca es baja y poco articulada. Los entrantes y salientes de la costa se deben a las zonas pantanosas del litoral y las albuferas que se forman por la acumulación de grandes depósitos arenosos. El principal accidente costero en el golfo de Pomerania, compartido con Alemania, las islas de Usedom, la mayor parte de ellas alemanas, y Wolin. Aquí se encuentra la bahía (albufera) de Szczecin, donde desemboca el río Óder.
La intervención humana ha modificado significativamente la geografía costera de Polonia. A lo largo de los años, se han construido diques y sistemas de drenaje para controlar el nivel del agua y mitigar la erosión costera. Estas intervenciones no solo protegen las tierras agrícolas detrás de la costa, sino que también transforman el paisaje, introduciendo nuevas dinámicas en la interacción entre el mar y la tierra.
El el extremo opuesto se encuentra la bahía de Gdansk, compartido con Rusia (enclave de Kaliningrado), donde desemboca el río Vístula. En su extremo noroeste se encuentra la península de Hel, una enorme barra arenosa, estrecha y alargada que cierra la bahía de Puck. En el este-sudeste encontramos la lengua arenosa del Vístula, mucho más estrecha y larga que la península de Hel. De esta forma se separa la bahía del Vístula del mar. Esta separación es tan efectiva que prácticamente ha quedado aislada formando una albufera. Las tierras que se encuentran por detrás de la costa, en el sector central de la bahía, se encuentran por debajo del nivel del mar, y en buena parte están polderizadas. El punto más bajo del país está en la aldea Raczki Elblaskie, a 1,8 m bajo el nivel del mar.