Bosque de Bialowieza
El bosque de Bialowieza es una antigua masa forestal que se extiende a lo largo de la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Se le considera uno de los últimos vestigios del gran bosque primitivo que hace milenios cubrió casi la totalidad de la llanura europea. Ocupa una extensión de 8.035 kilómetros cuadrados.
El bosque se halla bajo la protección de diversas figuras legales internacionales: Reserva de la Biosfera de Polonia desde 1976 y de Bielorrusia desde 1993 y Patrimonio de la Humanidad desde 2014. En su interior existe un puesto fronterizo entre ambos países.
El bosque toma su nombre de la localidad polaca de Bialowieza, que en este idioma significa «torre blanca». Esto se debe al pabellón de caza, pintado de blanco, que mandó construir en a época medieval el Gran Duque de Lituania y más tarde Rey de Polonia, Wladyslaw II.
Hogar del bisonte europeo
El bosque de Bialowieza es famoso por ser el último reducto del bisonte europeo, un bovino salvaje que llegó a ser prácticamente exterminado por la caza indiscriminada a principios del siglo XIX. Fue la política de protección de los zares (puesto que esta región estuvo bajo dominio ruso durante mucho tiempo), la que salvó al bisonte europeo de la extinción. En la actualidad es sin duda la especie estrella del parque nacional, aunque no la única.
Otros animales representativos de la fauna de este bosque son el alce euroasiático, el jabalí, el pájaro carpintero de lomo blanco, el escarabajo descortezador y el konik, una especie de caballo salvaje de pequeño tamaño.
Todavía más espectacular que la fauna es la flora de Bialowieza. Si entre los animales el bisonte es la especie más importante, en el mundo vegetal lo es el roble (Quercus robur). En el bosque crecen ejemplares muy antiguos, de más de mil años de vida, algunos de los cuales son conocidos por su propio apodo. Entre los más famosos hay que mencionar el Gran Mamamuszi, el Rey de Nieznanowo o el Guardián de Zwierzyniec, entre muchos otros.
Bialowieza es un importante reclamo para los amantes del turismo de naturaleza. Cada año visitan el parque unas 120.000 personas, las cuales accede en su mayoría por el lado polaco.
Otra de las actividades económicas relacionadas con el parque es la silvicultura, la cual se viene desarrollando en la región desde el siglo XVIII. Algunos expertos defienden que la tala de árboles, sobre todo de los ejemplares muertos, es necesaria para la supervivencia del propio bosque y para preservar el frágil equilibrio de su ecosistema; otros, en cambio, defienden una posición radicalmente opuesta.