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Biogeografía

Publicado por Santiago

DehesaUna de las principales ramas de la Geografía es aquella que trata de las distribución de los seres vivos en el planeta, y de sus relaciones con el entorno y entre sí. Es la Biogeografía, que además tiene una dimensión socioeconómica que no se debe desdeñar. La superficie de la Tierra es un espacio complejo en el que la vida se ha adaptado a sus características locales, pero tratando de expandirse lo más posible. Encontramos tres medios diferentes: la tierra, el agua y el aire; y en cada uno de ellos encontramos especies adaptadas a sus peculiaridades. Dentro de cada uno de estos medios, y en función de sus irregularidades geográficas, la vida se adapta a ellos. Alguna de las especies se especializa tanto que llega a ser única e irrepetible en todo el mundo. Se forman, así, los endemismos. Un endemismo es una especie exclusiva de un lugar.

Las especies vivas no están aisladas, sino que interactúan entre sí y con el entorno. Estas relaciones forman ciclos en los que se traspasa energía y materia, como la cadena trófica, el ciclo del agua, o el ciclo del sol.

Las relaciones que se establecen entre todos los seres vivos se llama biocenosis; y las relaciones de la biocenosis con el entrono físico forma un ecosistema. Las biocenosis y los ecosistemas tienden a mantenerse en equilibrio entre diversos umbrales máximos y mínimos. Los ecosistemas más estables son aquellos en los que se cumplen todas las transferencias. No obstante, no son sistemas permanentes sino que evolucionan en el tiempo, sobre todo para responder a los diferentes cambios del clima. Al fin y al cabo, la vida evoluciona para adaptarse al entorno, y el elemento del entorno que más rápidamente cambia es el clima.

Pero la vida no sólo se limita a responder a los cambios. Su propia actividad es capaz de cambiar el entorno físico. El suelo es el producto de la vida más relevante. Se trata del resultado de la interacción entre el mundo biológico y el mineral; pero también podemos señalar los cambios locales del clima, que diferencian a una área forestal de otra deforestada. Incluso las peculiaridades del relieve pueden estar afectadas por la existencia o no de un manto biológico.

En la mayoría de los ecosistemas existe una especie que destaca sobre las demás, por su presencia e importancia. A esta especie se le llama dominante, y normalmente es algún tipo de árbol. El equilibrio del ecosistema y la biocenosis depende del buen estado de la especie dominante. Ella permite el desarrollo de otras formas de vida a su alrededor (especies subseriales), y también éstas son vitales para el mantenimiento del ecosistema.

Biocenosis y ecosistemas entran en contacto entre sí en las zonas de transición. En ellas podemos encontrar especies de dos biocenosis diferentes. Algunas son propias de la zona de transición. Estas áreas se convierten, así, en las que más diversidad podemos encontrar. La biodiversidad es un elemento esencial de todo ecosistema. El ejemplo más claro es la zona intermareal; la zona de transición entre el mar y la tierra, que es uno de los lugares con más variedad de vida del planeta.

Los factores que más influyen en todo ecosistema y en la biodiversidad son: el suelo, el clima y la asociación entre especies, o biocenosis. A todo ello debemos sumar la influencia de la actividad humana, ya que el ser humano modifica, decisivamente, el medio natural para aprovechar sus recursos de la manera más efectiva.