El estudio de los ríos: El curso
Un río es una corriente de agua concentrada, normalmente permanente, que fluye por un cauce desde los lugares altos a los bajos del relieve y vierte en el mar, en una región endorreica o en otro río. Los ríos se organizan en redes, con un río colector, que es el que alcanza el punto más bajo, y numerosos afluentes, que son ríos que desembocan en el río colector.
En esta serie nos vamos a centrar en las características de un río, sin incluir la red, y ver qué se puede estudiar con su observación. Tres son los fenómenos desde los que podemos partir para estudiar un río: su curso, es decir la longitud, su cauce, es decir su anchura, y su caudal, es decir cuánta agua lleva en las distintas estaciones del año.
El curso del río
El curso de un río es el camino que recorre desde su nacimiento hasta su desembocadura. Si es de corta longitud, y no tiene o tiene muy pocos afluentes, se llama arroyo, riacho o riachuelo.
En general los ríos dividen su curso en tres partes: alto, medio y bajo; o superior, medio e inferior. El curso alto va desde el nacimiento hasta el curso medio. El nacimiento de los ríos no siempre es fácil de determinar. Algunos ríos hacen de una fuente subterránea, como por ejemplo el Ebro (en España) que nace en la surgencia de Fontibre, pero lo normal es que nazcan tras la reunión de varios arroyos que bajan de las laderas de las montañas más próximas.
El curso alto se caracteriza por que el cauce es el más estrecho de todo el curso, el caudal el que menos agua tiene, la pendiente es la mayor, por lo que en general las aguas circulan con rapidez, y podemos encontrar pequeñas cascadas; en realidad vamos a ver una sucesión interminable de rápidos y aguas tranquilas. Predominan los procesos de erosión y transporte sobre la sedimentación. Encontramos grandes rocas en el medio del cauce y con aristas muy vivas. Las rocas grandes y las aristas vivas son tanto más comunes cuanto más cerca estemos del nacimiento. Los ríos de montaña más cortos, en el fondo, sólo tiene curso alto. En los países desarrollados muchos cursos altos de los ríos están embalsados.
El curso medio se caracteriza porque el cauce se ensancha notablemente, y el caudal aumenta. Es la parte más larga del curso. La pendiente se reduce, pero seguimos encontrando una sucesión de rápidos y aguas tranquilas. También encontramos cascadas, pero estas rupturas de pendiente responden más a las características del relieve que a las del río. Predominan los procesos de transporte, especialmente durante las crecidas. La erosión y la acumulación existen pero están supeditados a los procesos de transporte. Aquí ya parecen terrazas bien definidas, que son acumulaciones de sedimentos que en la actualidad se están erosionando. En su lecho encontramos rocas desde medianas a muy pequeñas: arenas y limos. Suele haber una diferenciación muy marcada entre los lechos rocosos, en los rápidos, y los arenosos, en las aguas tranquilas, cuyos limos, en realidad, cubren las rocas. Las rocas presentan formas redondeadas, aunque la disimetría entre el eje mayor y el menor puede ser muy grande. Algunos cursos medios están embalsados. En la mayoría encontramos, ya, asentamientos humanos.
El curso bajo se caracteriza porque el cauce alcanza la anchura máxima y el caudal su mayores valores. La pendiente es la menor del río, por lo que predominan los procesos de acumulación sobre los de transporte y erosión, que no están del todo ausentes, pues de lo contrario no se podría evacuar el agua. No obstante, estos procesos se concentran, mayoritariamente, en arrancar y desplazar partes del material ya depositado. Son muy raros los rápidos, y predominan las aguas tranquilas, aunque con el caudal tan grande que llevan el transporte puede ser importante. Predominan los lechos recubiertos de arenas, arcillas y limos, con algunas piedras dispersas muy redondeadas.
Entre el nacimiento y la desembocadura el río tiende a adoptar un perfil tal que queden en equilibro los procesos de meteorización, transporte y acumulación, reduciendo la erosión al mínimo. Sólo se producen fenómenos de erosión y transporte en la crecidas y cuando se provoca un aumento de la pendiente con el descenso del nivel medio del mar.
El curso de los ríos no es rectilíneo, sino que presenta ondulaciones: curvas. Cuando aparece una curva en la parte cóncava, allí donde el agua golpea con mayor fuerza, se realiza una labor de zapa y transporte, por lo que el fondo está más hondo. En la parte convexa, donde el agua corre más lentamente, se acumulan sedimentos y el fondo del río asciende. Cuando las circunvalaciones del ríos tienen lugar en una llanura se llaman meandros, aunque también hay meandros encajados en las montañas, pero su conocimiento requiere un estudio de su formación. Veremos más sobre los meandros en el artículo dedicado al cauce del los ríos.