El estudio de la Tierra desde el Espacio
Desde que en 1957 la Unión Soviética lanzara el Sputnik 1 el Espacio exterior se incorporó al espacio geográfico. El estudio del Espacio, en cuanto tal, es campo de la astronomía y la astrofísica, pero también es posible estudiar la Tierra desde el Espacio. La vista de nuestro planeta desde un punto fuera de él va a cambiar, radicalmente, cómo pensamos sobre el mundo, gracias a las experiencias que los astronautas cuentan. Se trata de una visión que abre horizontes, y muestra la interrelación entre todos los fenómenos que ocurren en la Tierra, y que no tienen en cuenta fronteras políticas de ningún tipo.
No fue fácil ver la Tierra desde el Espacio. Ya los primeros lanzamientos de los cohetes V2 alemanes llevaban cámaras, pero sólo alcanzaban 100 km de altura. En 1947 V2 modificados demostraron en Nuevo México (EE UU) su utilidad para el estudio de las nubes y las predicciones meteorológicas.
También hay que tener en cuenta que, en principio, la tecnología que permitía poner una cámara fotográfica fuera de la atmósfera o en grandes altitudes era estrictamente militar, y los datos obtenidos secretos. El espionaje fue una de las primera utilidades de los satélites artificiales. No se podía sobrevolar un país sin permiso, pero el espacio aéreo de un país llega hasta los 100 km de altura, por lo que un satélite a mayor altura no podía considerarse violación del espacio aéreo. No obstante, a finales de la década de 1950 la resolución que se obtenía con ellos no era muy buena, por lo que EE UU optó por el uso de aviones U-2. Los incidente con la Unión Soviética por violación del espacio aéreo hicieron que Estados Unidos potenciase su programa de satélites espía, para descubrir la localización de los misiles soviéticos.
Las primeras fotografía de la Tierra tomadas desde un satélite fueron las del proyecto CORONA. Las cámaras necesarias para tomar fotos desde el Espacio debían de ser las mejores, ya que se tomaban a 27.000 km/h y a 160 km de altura, y con gran cantidad de atmósfera interpuesta, lo que era un hándicap para cámara ópticas. Tan difícil como esto era la recuperación de la cámara, ya que debía de capturarse en pleno vuelo tras ser expulsada del satélite durante su caída. Las primera fotos KH-1 (KeyHole) no tenían gran precisión, pero dado su éxito se fue mejorando, y se lanzaron proyectos más ambiciosos. Pusieron la base de la teledetección. El 22 de febrero de 1995 se desclasificaron las fotos de todo el programa CORONA, actualmente están disponibles en Internet. A pesar de su antigüedad han tenido múltiples usos civiles, especialmente destacados en Arqueología. Los actuales satélites de observación de la Tierra desde el Espacio tienen resoluciones asombrosas, seguramente con precisiones decimétricas.
Pero había que ver la Tierra con los propios ojos. Los primeros modelos de cohetes tripulados del proyecto Mercury no tenían escotilla, por motivos de seguridad, pero el deseo de los astronautas de ver la Tierra desde el Espacio, y tomar fotos era tan grande que al final se puso. Serán estas fotografía, y el uso civil restringido del Espacio lo que popularice una nueva visión del planeta. Los primeros vuelos no mostraban más que una ligera curvatura del planeta, pero ya se veía un planeta azul cubierto por un manto de nubes cambiante y sin líneas de frontera.
Estos vuelos, tanto estadounidenses como soviéticos (Vostok, Voskhod, Mercury, Gemini), demostraron la utilidad de la visión extraterrestre para los estudios geográficos. Comenzaron, así, a desarrollarse auténticos satélites geográficos en los que la información obtenida se transmitía por medios digitales: Skaylab (1973); Landsat, Seasat, etc. Su desarrollo ha llegado a los más modernos satélites de observación meteorológica y del medio, además de toda una fotografía de la Tierra que llega a resoluciones de escala 1:5.000 y están al alcance del público en sitios como Googel Earth o Yahoo! maps. Ya no se estudia la Tierra desde un sólo satélite si no de auténticas constelaciones que cubren todo el planeta. Además, el Espacio es objeto de uso comercial con satélites de comunicaciones y un uso comercial de los datos que aportan.
La digitalización de los datos permite una mejor interpretación y, sobre todo, una presentación más adecuada de los mismos. Ha cambiado el mapamundi, gracias a los datos más exactos, aunque sigue siendo necesaria una proyección. Son las ortoimágenes. Aunque los mapas más populares tratan de buscar los colores más parecidos al paisaje general no dejan de ser mapas con falso color. No olvidemos que el color de un paisaje natural varía con las estaciones. El falso color es muy útil para expresar datos no visibles, como las diferencias de temperaturas, precipitaciones, rayos ultravioleta, altitud, incidencia de cualquier fenómeno, etc. La inmediatez de los datos permiten hacer mapas muy exactos sobre caída de rayos, congestión del tráfico, incendios, huracanes, mareas y el seguimiento de cualquier catástrofe. Por último, los satélites permiten el rápido posicionamiento dentro del planeta de cualquier punto, con una precisión decimétrica. Sus utilidades son infinitas, desde el seguimiento de un vehículo hasta la localización de un objeto perdido. Los satélites han revolucionado los Sistemas de Información Geográfica, con todos los usos que de ello se deriva para la Geografía.