La ciudad contemporánea
Las ciudades actuales en las que vivimos han sufrido una transformación rápida y radical que si bien comenzó con la Revolución industrial se ha desarrollado enormemente a partir de la Segunda Guerra Mundial. Estamos ante un nuevo sistema político, económico y social que ha hecho surgir una nueva ciudad.
Ya en el siglo XIX la ciudad cambia radicalmente. Concentra la industria, la burguesía y el proletariado; lo que le obliga a crecer mucho más de lo que lo había hecho hasta entonces. Un crecimiento sólo posible gracias a los nuevos medios de transporte. Dos son las ideas que impulsan la nueva ciudad: la concentración del mercado en torno al centro urbano y la reunión de trabajadores y consumidores. El prototipo de ciudad es la reforma que Haussmann hace en París: una ciudad ordenada, con alcantarillas, iluminación, calles anchas y arboladas, etc., y un plano regular.
Las primeras intervenciones urbanas tratan de reformar la antigua ciudad, derribando las murallas y dando un espacio de expansión. Es el plan de reforma interior: rectificación y ensanchamiento de calles y creación de una zona comercial que terminará por convertirse en el centro urbano; centro al que también se trasladarán la administración y la residencia de la burguesía.
Concluida la reforma interior la ciudad se expande fuera de sus antiguas murallas, con o sin plan. Es el conocido como ensanche. En la mayoría de los casos comunica la estación del ferrocarril con la parte vieja de la ciudad. Éste terminará siendo el auténtico centro urbano de la ciudad.
El querer vivir y trabajar cerca del centro crea una diferencia en los precios del suelo, por lo que al centro sólo pueden acceder los más ricos. Poco a poco en el centro se construyen los edificios más altos. Además, todas las calles principales de la ciudad conducen a él.
Alrededor de este núcleo se desarrollan la industria y los barrios del proletariado. Aparece una urbanización del entorno que no está planificada, y por lo tanto carece de servicios. Son los barrios de extrarradio. Poco a poco la ciudad va siendo más densa, y comienzan a haber problemas de contaminación. En países como Estados Unidos esto provoca una pérdida de la función residencial en el centro y la burguesía se traslada a las afueras. Por el contrario, en las ciudades del entorno mediterráneo, la idea de la ciudad como modelo de convivencia mantiene la función residencial en el interior de las mismas.
Con el crecimiento de la población y su concentración en las ciudades aparece la necesidad del transporte. Hasta mediados de la década de 1950 el transporte mayoritario era público, pero con la generalización del automóvil privado la ciudad debe transformarse para su uso: se asfaltan las calles, se ponen aceras, señales de tráfico, semáforos, etc. En definitiva, en las ciudades aparecen dos circuitos distintos y separados, uno para los automóviles y otro para los peatones.
Pero la ciudad ha seguido creciendo, y aparecen problemas de congestión. Los atascos son frecuentes. Se construyen carreteras de circunvalación, vías rápidas y se peatonaliza la ciudad más antigua.
Aún así la vivienda en la ciudad es muy cara para amplias zonas de la población, por lo que aparecen los barrios de chavolas en su entorno.
A medida que el crecimiento económico lo permite la ciudad se va dotando de infraestructuras esenciales: calles nuevas, anchas y arboladas, alcantarillas, alumbrado, agua y electricidad en las casas, recogida de basuras, etc., y aparece un nuevo tipo de edificio: el rascacielos. Los edificios de varios pisos permiten el uso de los bajos para mercado y el resto del edificio para vivienda.
Este tipo de ciudad puede crecer casi indefinidamente, hasta el punto de que llegan a fundirse unas con otras. Se crean, así, conurbaciones y megalópolis, que es uno de los fenómenos urbanos más característico de nuestro tiempo.
Sin embargo, esta ciudad termina por ser agobiante para el ser humano, y aparecen fenómenos de deslocalización. Parte de la población vuelve a vivir en el campo, a una distancia de unos 30 minutos. Aquí se construirán viviendas unifamiliares habitadas por gente que trabajan en la ciudad pero viven en el campo, y junto a ellas los centros comerciales en las afueras. Es la rururbanización, o la urbanización del campo.