Tanzania: población
La población de Tanzania es de aproximadamente 52 millones de habitantes, de los cuales cerca de cinco millones viven en Dar es-Salam, la ciudad más poblada.
Hay dos factores ambientales que determinan la desigual distribución de la población de Tanzania: por una parte, el régimen de lluvias y por otro el área de incidencia de la mosca tse-tsé. Este insecto es portador de un parásito sanguíneo que causa la enfermedad del sueño en animales y humanos.
La población se concentra sobre todo en las tierras altas de la Cordillera de Mbeya, el Kilimanjaro y el área de Bukoba al oeste del lago Victoria. También en la llanura fértil al sur del lago Victoria, en la región de Mtwara en la costa sur y en el área urbana de Dar es Salaam. En resumen, en el perímetro del país, estando la zona central claramente más deshabitada.
Casi un tercio de la población vive en áreas urbanas, y más de una décima parte de esta población urbana reside en Dar es Salam. Otras ciudades importantes del país son la capital Dodoma y los núcleos urbanos de Bagamoyo, Tabora, Tanga, Arusha, Mbeya y Mwanza.
Actividades económicas y distribución del empleo
La economía de Tanzania se basa principalmente en la agricultura, que emplea a cerca del 65% de la población activa. Cultivos como el café, el algodón y el tabaco son fundamentales.
Además, el sector minero está en crecimiento, con la extracción de oro y diamantes como contribuyentes significativos a la economía nacional. El turismo, especialmente en lugares como el Serengeti y el Kilimanjaro, también es un aporte clave, generando empleo en el sector servicios.
Diversidad étnica
En Tanzania viven más de 120 pueblos indígenas africanos de diferentes orígenes.
Hoy la mayoría de los tanzanos son de ascendencia bantú. De ellos, los Sukuma, que viven en el norte del país, al sur del lago Victoria, constituyen el grupo más numeroso. Otros pueblos bantúes son los Nyamwezi, Hehe, Haya, Chaga y Makonde.
Los pueblos nilóticos, representados por los Masai (imagen superior), Arusha, Samburu y Baraguyu, viven en la zona centro-norte de la parte continental de Tanzania. Otro grupo destacado son los Zaramo, que viven en los alrededores de Dar es Salaam y la costa.
También hay minorías asiáticas y europeas. Durante el período colonial se promovió la inmigración asiática, por eso hay grandes comunidades procedentes de la región de Gujarat, en la India. La población europea es mucho más modesta, siendo principalmente de origen británico.
La distribución étnica en Zanzíbar y las islas difiere de la de la Tanzania continental.
Salud y sistemas educativos
En Tanzania, el acceso a la salud y la educación sigue siendo un reto, con esfuerzos gubernamentales para mejorar los servicios disponibles. Los problemas de salud comunes incluyen la malaria y la infección por VIH, que afectan a un segmento considerable de la población.
En cuanto a la educación, si bien ha habido avances notables en la tasa de alfabetización, aún persisten disparidades entre áreas urbanas y rurales, lo que afecta el acceso igualitario a la educación de calidad.
Lengua y religión
En Tanzania hay dos idiomas oficiales: el swahili y el inglés. El primero es una combinación de varios dialectos bantúes y árabe que se originaron a lo largo de la costa de África Oriental y en la isla de Zanzíbar. Además del swahili, la mayoría de los tanzanos africanos también hablan el idioma tradicional de su grupo étnico. El inglés es el medio de instrucción en los niveles superiores de educación.
Aproximadamente un tercio de los habitantes de Tanzania son musulmanes, la mayoría de ellos sunitas. El segundo grupo religioso más importante es el cristiano. Se considera que el resto de la población conserva sus creencias tradicionales anteriores a la llegada del Islam y el Cristianismo.
Tendencias de urbanización y desafíos
El rápido crecimiento urbano en ciudades como Dar es-Salam y Dodoma ha traído consigo retos significativos. La infraestructura urbana, incluyendo el transporte público y la vivienda, enfrenta grandes demandas.
En muchas áreas urbanas, la expansión rápida ha resultado en asentamientos informales, lo que plantea desafíos para los servicios básicos y la planificación urbana.