El Sahel
El Sahel es una región de África que se extiende de este a oeste desde Sudán hasta las costas de Senegal, en el Océano Atlántico, formando una especie de cinturón de 5,400 kilómetros de longitud a lo largo del continente, marcando el límite meridional del desierto del Sáhara y separándolo de la región de las sabanas centroafricanas.
La palabra Sahel, de origen árabe, significa “costa” y hace referencia al “mar de arena” sahariano, en cuyos límites se sitúa geográficamente.
Los países cuyos territorios (o una parte de ellos) quedan situados dentro de los límites del Sahel son los siguientes: Senegal, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad y Sudán.
Relieve e hidrografía
La altitud media de la región del Sahel oscila entre los 200 y los 400 metros sobre el nivel del mar, aunque se trata de una región eminentemente llana salpicada de numerosas mesetas y pequeñas cadenas montañosas de escasa elevación. En algunos lugares, como en el macizo de Ahaggar en Argelia, las alturas pueden superar los 2,000 metros.
Es una zona de transición entre el desierto y la sabana. Debido a las escasas precipitaciones, los pocos cursos de agua son de tipo estacional. Sin embargo, el Sahel es atravesado por dos importantes ríos, el Níger y el Senegal, que son vitales para la vida en la región, tanto para el consumo humano como para la agricultura.
Clima y vegetación
El Sahel cuenta con al menos ocho meses secos al año. Durante la temporada de lluvias, que se extiende en torno a los meses de junio, julio y agosto, se concentra casi todo el volumen de precipitaciones anuales, alrededor de 400 mm, algo más escasas en los límites del Sáhara y más abundantes en la franja sur.
Las estepas semiáridas del Sahel están cubiertas de pastos naturales y arbustos espinosos que sirven de forraje para el ganado típico de la región (camellos, bueyes, ovejas). Excepto algunas especies de acacias y baobabs, apenas crecen árboles. La fauna del Sahel es variada y se pueden encontrar desde elefantes y leones hasta aves migratorias y reptiles.
En la actualidad el Sahel está fuertemente afectado por la erosión del suelo y por un proceso de desertificación aparentemente imparable, acentuado por la deforestación y las explotaciones agrícolas que consumen los pocos recursos de agua que ofrece la región.
Demografía
A pesar de sus características climáticas, el Sahel es una región históricamente bastante poblada. Siglos atrás, cuando las condiciones del entorno no eran tan duras como las actuales, florecieron en su territorio algunos reinos gracias al comercio y a las rutas que atravesaban el desierto desde el centro de África hacia el Mediterráneo.
Se estima que la población total del Sahel se sitúa en torno a 75 millones de personas. Algunas de sus ciudades más importantes son Jartum, la capital de Sudán, o Nouakchot, capital de Mauritania. Actualmente esta región vive una explosión demográfica sin precedentes: el 60% de la población es menor de 25 años. Esta juventud de la población presenta tanto desafíos como oportunidades para el desarrollo de la región.
Economía y política
La economía saheliana es fundamentalmente de tipo agrícola. Existen amplias zonas de pastoreo regadas por las inundaciones de los ríos Níger y Senegal. De forma dispersa se cultiva mijo y cacahuetes, entre otros productos, en pequeñas explotaciones. Además, la pesca en los ríos y en la costa atlántica es una actividad importante en algunos países del Sahel.
En los últimos años la inestabilidad política de los estados de esta parte del continente, el aumento de la violencia y la inseguridad se han sumado a los efectos negativos del cambio climático sobre las cosechas. Todos estos factores han castigado con dureza a la economía de la región, por lo que millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y a emigrar a otros países. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, la región del Sahel sigue siendo un lugar de gran diversidad cultural y potencial económico.