Nueva Zelanda: clima, flora y fauna
Junto a su aislamiento, la latitud es el factor más importante que determina el clima de Nueva Zelanda.
Las dos islas principales reciben la influencia regular de una serie de sistemas de alta presión o anticiclones que se desplazan sobre el Mar de Tasmania hacia el oeste. Entre la salida de cada anticiclón y la llegada del siguiente se producen cortos periodos de inestabilidad atmosférica. Todo esto se traduce en periodos cortos de buen tiempo seguidos de algunos días lluviosos y tormentosos.
El complejo relieve de Nueva Zelanda, en especial en la Isla Sur, explica las variaciones regionales de temperatura. En la mayor parte del país, las temperaturas máximas estivales durante el día son superiores a los 21º C, aunque alcanzan los 27º C en el norte del país.
Por otra parte, las temperaturas medias invernales se sitúan en torno a los 10º C (excepto en los Alpes del Sur, donde son más bajas).
Las precipitaciones son más abundantes en las zonas montañosas expuestas a los vientos del oeste. Las lluvias en los Alpes del Sur alcanzan la cifra de 6400 mm al año, pero en el resto del país la cifra oscila entre los 700 mm y los 1500 mm (siendo algo más seco el clima de la Isla Sur que el de la Isla Norte), con una distribución uniforme a lo largo del año.
Flora y fauna
La flora y la fauna de Nueva Zelanda está condicionada por el aislamiento del territorio, que ha favorecido una evolución distinta de las del resto de especies vegetales y animales de la región de Asia-Pacífico, con numerosos endemismos.
Los bosques autóctonos neozelandeses son de árboles de hoja perenne como el haya, especie dominante en las masas forestales de la Isla Sur. El pino radiata fue introducido en el siglo XIX desde América del Norte y hoy existen grandes bosques de esta especie en la Isla Norte. Las especies de frondosas originarias de Europa (sauces, aulagas, álamos, etc.) fueron llevadas a Nueva Zelanda para detener la erosión en las laderas de las montañas y preservar las zonas de cultivo.
La especie vegetal más emblemática del país es el helecho plateado, que puede alcanzar los 10 metros de altura y que aparece en el escudo del país.
En cuanto a la fauna, hay que destacar la abundancia de especies de aves no voladoras que han proliferado en ausencia de grandes depredadores: el kiwi (animal nacional de Nueva Zelanda, en la imagen), el weka, el takahe, el pukeko así como varias especies de moa, hoy extinguidas. En las costas, especialmente en la Isla Sur, hay grandes colonias de alcatraces, cormoranes, albatros reales y pingüinos.
Muchas especies de mamíferos fueron introducidas en Nueva Zelanda por los europeos. Entre ellas destacan el ciervo rojo, la cabra, la oveja o el conejo.
Las especies marinas son también muy abundantes debido a que Nueva Zelanda se halla en una región de encuentro entre corrientes oceánicas cálidas y frías. Así, es posible ver especies tropicales como el atún, el marlín y varios tipos de tiburón junto al bacalao, la merluza o el lenguado.