Israel: demografía
La población de Israel está según el censo oficial de este país en torno a los 8,7 millones de habitantes. Sin embargo, la distribución territorial es bastante desigual.
Las zonas más densamente pobladas son la franja del Mediterráneo y la región central, donde se supera la tasa de 300 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que la región del Neguev, al sur, es la más despoblada.
Hay que diferenciar dos formas claramente definidas de poblamiento: por una parte las ciudades y por otra los asentamientos rurales.
El modelo de comuna agrícola o kibutz, que apareció por primera vez en Palestina a principios del siglo XX, fue un elemento clave en la creación del estado de Israel, sobre todo por la ideología sionista de sus promotores.
Las principales ciudades del país son la capital Jerusalén (700.000 habitantes), Tel Aviv (en la imagen de encabezado, 450.000 habitantes) y Haifa (270.000 hab).
La población estimada de los territorios ocupados por Israel gira en torno a los 600.000 habitantes, de los cuales más de la mitad se concentran en Cisjordania. Esta población es menor en Jerusalén Este y en los Altos del Golán. Los antiguos asentamientos israelíes en Gaza fueron abandonados hace algunos años.
El moderno estado de Israel fue creado en 1948 para ofrecer un hogar a los millones de judíos de la diáspora y a los desplazados después de la II Guerra Mundial y la persecución nazi. Así pues, desde sus orígenes este fue un país de inmigrantes.
Israel ha experimentado varias oleadas migratorias significativas. En los años cincuenta, la llegada masiva de judíos mizrajíes desde países árabes transformó la demografía del país, mientras que en los años noventa, el colapso de la Unión Soviética trajo a muchos judíos soviéticos al estado israelí, incrementando nuevamente la población. Estas migraciones han jugado un papel crucial en la configuración de la sociedad israelí contemporánea.
Grupos étnicos y religiones
El 75 % de los habitantes de Israel son judíos. Dos tercios de ellos son nacidos en Israel, mientras que el resto procede de diferentes países del mundo.
El espectacular crecimiento demográfico de Israel entre 1948 y la actualidad se debe en parte a los enormes contingentes migratorios de judíos que fueron llegando al país en diferentes oleadas. Un dato para ilustrar este fenómeno: la población del país en el momento de su fundación era de 670.000 habitantes; solo en un año, entre 1948 y 1949, la misma se incrementó en un millón de personas.
Entre los judíos hay que distinguir dos grandes grupos: los askhenazi, originarios de Europa Central, y los sefardíes, un grupo heterogéneo que proviene de diferentes países del Mediterráneo y el norte de África.
Aproximadamente el 20 % de los israelíes son musulmanes, mayoritariamente de la rama suní. Dentro del grupo musulmán los beduinos de la zona del Neguev tienen una personalidad y una cultura bien diferenciada. Los beduinos enfrentan desafíos continuos relacionados con los derechos de la tierra y el acceso a servicios modernos. A pesar de estos retos, mantienen una identidad cultural fuerte y distinta. Hay que destacar que existe un considerable número de israelíes de etnia árabe que son judíos o cristianos.
Las otras minorías destacadas del país son los drusos (cerca del 2 %) y los cristianos (2 %), que salvo algunos grupos se concentran geográficamente en la región de Galilea y se dividen casi a partes iguales entre católicos y ortodoxos. También hay que mencionar otros grupos como los armenios o los coptos. La comunidad drusa participa activamente en la sociedad israelí, especialmente en las Fuerzas de Defensa de Israel, reflejando su estatus legal y su integración única en el país.
A consecuencia de la inmigración, en Israel se hablan numerosos idiomas. Las únicas lenguas oficiales son el hebreo y el árabe, si bien el inglés es ampliamente usado, especialmente en el ámbito de la educación y los negocios. Además del hebreo, árabe e inglés, otros idiomas han dejado su marca en la población debido a la migración. El ruso ha ganado prominencia desde la llegada de inmigrantes de la ex Unión Soviética, mientras que el amárico es común entre la comunidad de judíos etíopes.
Alrededor del 44% de los judíos en Israel se identifican como seculares, lo que tiene un impacto significativo en la cultura y la política del país. Esta diversidad religiosa crea un paisaje religioso variado que influye en diferentes aspectos de la vida cotidiana.