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Fosa de Japón

Publicado por Daniel Terrasa

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La Fosa de Japón es una fosa oceánica que se extiende de norte a sur de forma paralela al litoral este del archipiélago japonés, desde las Islas Kuriles al norte hasta las Islas Izu al sur. Forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico.

Por el norte, la fosa tiene su prolongación en la Fosa de Kuriles-Kamchatka, que gira hacia el este a la altura del Cabo Erimo; por el sur, continúa a lo largo de la llamada Fosa de Izu-Ogasawara. La montaña submarina de Daichi Kashima suele considerarse el punto de intersección entre ambos tramos. Su longitud total es de unos 800 kilómetros. Su punto de máxima profundidad es de 8.046 metros bajo la superficie del océano.

Todas las islas japonesas, excepto Minamitorishima, se hallan al oeste de la Fosa de Japón.

Esta fosa se originó por la subducción de la placa oceánica del Pacífico bajo la placa continental de Ojotsk. La tasa de subducción anual es de unos 7-9 cm al año. Este proceso, que se inició hace unos 20 millones de años, provoca la flexión de la placa descendente, dando lugar a una fosa de gran profundidad. Se cree que este accidente del lecho oceánico es uno de los responsables de muchos de los tsunamis y terremotos que regularmente afectan al norte de Japón.

De hecho, el sismo más devastador registrado en la historia reciente de la región (el del 11 de marzo de 2011) tuvo su origen en las profundidades de la Fosa de Japón. En concreto, se originó a raíz de una ruptura de la parte central de la fosa, que abarca un área de aproximadamente 450 km de largo y 150 km de ancho. Este megaterremoto provocó la formación de gigantescas olas que devastaron la costa del norte de Japón, causando más de 16.000 víctimas mortales y provocando graves daños en tres reactores de la central nuclear de Fukushima Daiichi.

El principal hito en la exploración de la Fosa de Japón tuvo lugar en el año 1989 con la expedición tripulada del batiscafo Shinkai 6500, que descendió hasta los 6.526 metros de profundidad.

Existe una peculiar anomalía gravitatoria en la fosa que ya fue detectada por el geofísico nipón Motonori Matsuyama en el año 1934. Las mediciones efectuadas revelaron que los valores de gravedad de la corteza terrestre difieren aquí de los que predice el modelo teórico.

La Fosa de Japón ha sido clasificada como un área marina de alta importancia desde el punto de vista de la biodiversidad, con abundante presencia de numerosas especies de peces abisales y caracoles marinos.