Japón: Relieve
Japón se sitúa en la zona de contacto entre tres placas tectónicas, la del Pacífico, la de Filipinas y la Euroasiática. Esto quiere decir que el país sufre, frecuentemente, terremotos y vulcanismo activo, por lo que predominan las rocas eruptivas. Cuando los terremotos tienen lugar en el mar genera potentes tsunamis.
Las montañas se disponen en un amplio arco montañoso típico de las zonas de subducción entre placas. El 26% del territorio es volcánico. De la multitud de volcanes 180 aparecieron durante el cuaternario y 60 entraron en erupción en épocas históricas. La costa del mar de Japón se salva del vulcanismo activo. El Fujiyama, o monte Fuji, con 3.778 m, es el pico más alto del Japón y un símbolo nacional. La mayoría de los volcanes se encuentran en la Fosa Magna, que es el nudo neurálgico del relieve del país, donde convergen las tres cadenas montañosas principales: Hida, Kiso y Akaishi. No obstante, faltan, en Japón las formas montañosa típicas del dominio alpino: crestas vivas, formas abruptas, picos, agujas, gargantas, etc. Los volcanes tienden a presentar formas redondeadas y regulares, típicas de las montañas muy erosionadas, y de formación lenta. Su forma más habitual es la de conos regulares, con pendientes moderadas. Además, la vegetación enmascara las escasas irregularidades.
La sierra de Akaishi se encuentra en la parte centro-oriental del país. Allí está el monte Fuji. La sierra Hida se encuentra más al oeste. Su punto más alto es el monte Hotaka-dake, de 3.190 metros. Hacia el nordeste se extiende la sierra Mikuni, con el volcán Asama (2.542 msnm) y el Shirane (2.578 msnm). En el este-nordeste de Honshu se alzan los montes Abukuma y Kitakami, y la sierra de Ou. En la península de Kii, se encuentra la sierra del mismo nombre, entre Osaka y Nagoya. En el apéndice suroccidental de Honshu se encuentran las montañas Chukogu. La isla de Shikoku es la más montañosa de las grandes islas niponas. Sus cumbres llegan a los 2.000 metros de altitud. Algo más bajas son los montañas de la isla Kyushu, que surcan el centro y el sur de la isla.
Los terremotos son el gran problema del relieve japonés. Tiene lugar más de 5.000 movimientos sísmicos al año, de los cuales 1.000 son percibidos por la población, y de ellos unos 200 son terremotos violentos. Todos los años hay terremotos muy violentos, aunque las estrictas medidas de edificación y la preparación de la población y las autoridades hace que raramente estos terremotos sean catastróficos.
En Japón las montañas ocupan, aproximadamente, un 84% del territorio. Las escasas llanuras se encuentran en la costa, son estrechas y sin demasiado desarrollo. Es aquí donde se concentra la mayoría de la población. Las principales llanuras son las de Tokyo, Nobi, donde se encuentra Nagoya; Kinki, donde se encuentran Osaka y Kyoto; Sendai, e Ishikari. Son rasas costeras que han sido cubiertas por depósitos aluviales.
Las cadenas montañosas dividen el archipiélago por la mitad, con una vertiente mirando al Pacífico y la otra a los mares del Japón y China. La mitad del Pacífico es notablemente más escarpada, y se resuelve en profundas fosas marinas, bajo el nivel del mar. Destaca la fosa de Rampao, con más de 10.000 metros de profundidad, al sudeste de Tokio.
La intervención humana en el relieve japonés ha sido notable, construyendo puentes, túneles, ganado terreno al mar, etc., de manera que en la práctica las cuatro islas principales son una isla perfectamente interconectada, en la que el desplazamiento de una a otra no requiere de tomar un barco.