Afganistán: clima, flora y fauna
En general, Afganistán tiene inviernos extremadamente fríos y veranos muy calurosos, rasgos propios de un clima estepario semiárido.
Sin embargo, existen muchas variaciones regionales: mientras que las regiones montañosas del noreste presenta un clima subártico con inviernos secos y fríos, las zonas montañosas en la frontera de Pakistán están influenciadas por los monzones indios, los cuales traen consigo masas de aire tropical marítimo con humedad y lluvias entre julio y septiembre.
La variación local también se produce por diferencias en la elevación. Afganistán es un país montañoso, con altitudes que varían desde menos de 300 metros sobre el nivel del mar en el río Amu Darya hasta más de 7.000 metros en el pico Nowshak en la cordillera del Hindu Kush. Esta variación en la elevación da lugar a una diversidad de ecosistemas, desde desiertos áridos hasta bosques frondosos.
El rango de temperaturas en territorio afgano es muy amplio. En la meseta del sudoeste, las temperaturas máximas diurnas son a menudo superiores a 35 ° C. En Jalalabad, una de las localidades más cálidas del país, se pueden registrar temperaturas de hasta 49 ° C. En cambio, en las regiones montañosas las temperaturas invernales pueden descender hasta los −15 ° C.
En las montañas, la precipitación media anual es mayor en el oeste que en el este. En el Hindu Kush, el índice anual de precipitaciones supera los 1.300 mm. En contraste, en la región árida de Farah, en el oeste de Afganistán, este es de apenas 75 mm por año. La mayor parte de las lluvias se concentran entre diciembre y abril. Los meses de verano son secos en todo el territorio, a excepción de las zonas afectadas por el monzón.
Flora y fauna
La vegetación es escasa en la parte sur del país, particularmente en las regiones más occidentales, donde predominan las zonas secas y los desiertos arenosos. Los árboles son raros, y solo en la estación lluviosa a principios de primavera el suelo aparece cubierto de hierbas y hierbas en flor.
La cubierta vegetal se vuelve más densa hacia el norte, donde las precipitaciones son más abundantes, y en las elevaciones más altas la vegetación es casi exuberante, particularmente en la región montañosa al norte de Jalalabad, donde el clima está fuertemente influenciado por los monzones. Aquí, los bosques de coníferas y caducifolios son hogar de una variedad de especies de fauna, incluyendo el leopardo de las nieves, el lobo gris y el oso pardo.
En las altas montañas hay grandes masas boscosas con predominio de las coníferas, como el pino y el abeto. En elevaciones más bajas, la especie más común es el cedro. Otras especies arbóreas destacadas son el roble, el nogal, el fresno y el enebro. Entre las especies arbustivas hay que mencionar la madreselva, el espino y la grosella.
Además, Afganistán es hogar de una gran variedad de plantas medicinales y aromáticas, muchas de las cuales son recolectadas y utilizadas por la población local. Entre ellas se encuentran el azafrán, la menta, el romero y la salvia.
Los grandes mamíferos, anteriormente abundantes, han visto sus poblaciones drásticamente reducidas. Algunas especies emblemáticas como el tigre asiático han desaparecido. Muchas especies salvajes aún viven en libertad en las zonas montañosas: lobos, zorros, hienas rayadas, chacales, gacelas, perros salvajes, leopardos de las nieves (en la imagen), íbices, uriales…
Son muy numerosas las aves rapaces y carroñeras. En Afganistán hay varios tipos de buitres y águilas. En los ríos y lagos habitan muchas especies de peces. Una de las más importantes es la trucha marrón. Además, Afganistán es hogar de una gran variedad de reptiles y anfibios, incluyendo varias especies de serpientes, lagartos y ranas. La biodiversidad del país es un tesoro natural que, a pesar de los desafíos, sigue siendo una fuente de asombro y admiración.