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San Borondón, la isla fantasma de Canarias

Publicado por Daniel Terrasa

La isla de San Borondón es un territorio insular atlántico que durante algún tiempo apareció en ciertos mapas y cartas náuticas. Estaría localizada al oeste del archipiélago de las Canarias. Entre los siglos XVI y XVIII muchos cartógrafos dieron por buena la existencia de esta isla, a la que se llegó a considerar como la octava isla canaria.

Otros nombres con los que se conoce a San Borondón son: la Encantada, la Encubierta, la Errante, la Inaccesible, la Non Trubada o la Perdida. En realidad, su nombre procede de un curioso personaje medieval, San Brandán de Clonfert, llamado «el navegante», un monje viajero irlandés que habría navegado por el Atlántico Norte en el siglo XI, visitando tierras desconocidas en un periplo legendario.

De San Brandán derivó el topónimo San Borondón. Según la leyenda, esta isla mágica aparecía y desaparecía ante el desconcierto de los navegantes. Según ciertas tradiciones, se sumergía y volvía a emerger; según otras, se ocultaba tras un espeso blanco de niebla.

Entre la leyenda y la realidad

Y aunque hoy nos parezca una ficción difícil de creer, durante mucho tiempo San Borondón fue tomada como una isla real. De hecho, en el Tratado de Alcáçovas del año 1479 por el que España y Portugal acordaron establecer sus áreas de control en el Océano Atlántico, se menciona a esta isla como parte de las Canarias.

Casi un siglo más tarde, en 1590, el italiano Leonardo Torriani se atrevía a dar detalles sobre la localización, las dimensiones y las características geográficas de la isla. Según él, San Borondón se hallaría exactamente a 550 kilómetros al noroeste de El Hierro y a 220 kilómetros al suroeste de La Palma. Curiosamente, en esta isla existe un mirador en el municipio de Tazacorte (Mirador de San Borondón, en la imagen) en el que supuestamente se puede avistar la mítica isla en algunas ocasiones.

San Borondón sería, por tanto, la más occidental del archipiélago. Las supuestas dimensiones de la isla serían 480 kilómetros de norte a sur y 155 km de este a oeste. De su relieve destacarían dos grandes montañas, una al sur y otra al norte, la de mayor altitud.

En total, San Borondón aparece en al menos una docena de mapas, siendo el más tardío el de Gautier (1755). Durante años hubo expediciones navales en busca de la esquiva isla. Algunos de estos exploradores aseguraron haber desembarcado  en sus costas, como el español Hernán Pérez de Grado y el portugués Pedro Vello, ambos en el año 1570.

En la actualidad se sabe a ciencia cierta que la isla de San Borondón es solamente un mito, aunque se siguen reportando ocasionalmente supuestos avistamientos. La explicación científica estaría en la formación de bancos de niebla, acumulaciones de nubes directamente sobre la superficie del mar e incluso espejismos.