Geografía

Supercontinentes

Publicado por Pablo Guerrero

Es un término de la geología que define a las enormes masas de la tierra constituidas por dos o más bloques de continentes, que debido a los movimientos de las placas tectónicas sufren desplazamientos.

Los primeros supercontinentes, y a la vez los más conocidos, son la Pangea (unión de todos los continentes que hoy se encuentran separados) y la primera división que surge de ella (Gondwana y Laurasia).

Nuestro origen: la Pangea

El término Pangea (o Pangaea) proviene del griego “pan” (todo) y “gea” (tierra o suelo), y podemos traducirlo como “toda la tierra”. Fue bautizado de ese modo en 1912 por el científico alemán Alfred Wegener, en su teoría sobre la deriva continental.

Pangea fue el primer y único supercontinente, que se supone tenía forma de “C” y estaba distribuido a través del Ecuador. Se formó a fines del Período Pérmico, hace unos 300 millones de años, y existió durante las eras Paleozoica y Mesozoica. Como su concepto etimológico lo indica, estaba compuesto por la unión de todos los continentes y rodeado de un único y extenso mar llamado Pantalasa o Panthalassa, lo cual por ejemplo permitió que los animales terrestres de aquel entonces se trasladen sin obstáculos a través de Pangea, de un extremo al otro y de un polo al otro.

Sin embargo, debido a que la masa de la tierra que constituía Pangea era demasiado amplia porque todavía no estaba fragmentada, y por ende las áreas del centro no estaban en contacto con el océano, se estima que las mismas habrían sido muy secas por falta de lluvias.

Las primeras fisuras: Gondwana y Laurasia

Lo que venimos describiendo era, entonces, la configuración del planeta previa a la que resultó tras su proceso de fragmentación y desplazamiento, el cual comenzó hace unos 200 millones de años (a fines del período Triásico y comienzos del Jurásico) como consecuencia de los cambios y movimientos tectónicos.

Los procesos geológicos de deriva continental (permanentes desprendimientos y desplazamientos de las masas continentales) se deben a que los supercontinentes impiden que el calor de la tierra salga, generando en consecuencia un sobrecalentamiento de la astenósfera (zona superior del manto terrestre). A su vez, esto suele producir fracturas en la litósfera, que es la zona que está debajo de los océanos y por donde brotará el magma que irá empujando los bloques continentales, alejándolos entre sí y/o acercándolos a otros.

La fase de rompimiento de este gran bloque de tierra dio como resultado la subdivisión de dos supercontinentes: al sur del planeta, Gondwana, y al norte, Laurasia, los cuales estaban separados en la región ecuatorial por el Mar de Tetis.

Un proceso presente, pasado y futuro:

Millones de años más tarde el proceso geológico continuó su curso de rompimiento, desprendimiento y desplazamiento hasta la configuración continental y oceánica tal como la conocemos hoy. Sigue en marcha en la actualidad, e inevitablemente continuará en el futuro.

Lo que todavía no está confirmado es si los bloques podrán volver a juntarse de manera accidental al estar desplazándose por el planeta o si lo harán pero con un movimiento similar al que produce el acordeón.