Pantalasa
Pantalasa o Panthalassa es el nombre que recibe el enorme océano que rodeaba al supercontinente primitivo Pangea, durante finales de la Era Paleozoica y principios de la Mesozoica. El vocablo proviene del griego, y está conformado por las palabras “pan”, que significa “todos” y “talasa” que se traduce en “mares”. Pangea, por su parte, quiere decir “toda la tierra”.
Partiendo de la Teoría de la Deriva Continental, desarrollada por el geofísico alemán Alfred Wegener, los continentes actuales son consecuencia de la separación de la Pangea, por lo que la misma se encontraba rodeada por un gran océano, conocido como Pantalasa.
Los orígenes de los planteamientos de la Teoría de la Deriva Continental provienen de la forma como todos los continentes parecen encajar entre sí, especialmente aquellos separados por el Océano Atlántico. Por otro lado, también existen diversas similitudes entre las faunas fósiles de distintas regiones del mundo, así como en sus formaciones geológicas. Si bien hoy en día todos los océanos poseen puntos de encuentro, es muy posible que en el pasado todos hayan sido parte de un ente unificado.
Hay hipótesis que han llevado incluso más lejos la Teoría de la Deriva Continental de Wegener y afirman que antes de la Pangea existió un supercontinente aún más compacto denominado Rodinia. Asimismo, también han nombrado un antecesor al gran océano Pantalasa, dándole el nombre de Mirovia. Este habría pasado buena parte de su existencia congelado, incluso hasta los dos kilómetros de profundidad, debido a lo que se conoce como el Periodo Criogénico, donde el planeta sufrió un período de glaciación.
A partir de la separación de la Pangea, el gran océano se dividió inicialmente en dos: El Pacífico, al oeste y al norte, y el Tetis, al sur y al este. En ese entonces surgieron dos continentes: Laurasia, al norte, y Gondwana, al sur. Pasarían millones de años para llegar a la variada formación continental y oceánica actual.
En un principio Wegener no supo explicar por qué ocurrían estos movimientos, por ello años más tarde desarrollaría la célebre Teoría de la Tectónica de Placas. Afirmaría entonces que la tierra estaba conformada por diversas capas, algunas de la cuales se fracturaban en grandes bloques, denominados placas tectónicas. Estas serían removidas constantemente por fuerzas provenientes de los estratos más profundos de la tierra, por lo que las cortezas oceánicas y continentales sufrirían transformaciones geográficas.
Hoy día la mayor parte de lo que fue la cuenca y la corteza del gran océano Pantalasa ha sido arrastrada bajo la placa tectónica de América del Norte y la placa Euroasiática.
Estudios basados en historiales de tomografías sísmicas afirman además que las placas tectónicas en bordes convergentes, denominadas también “subducidas”, que se visualizan en diversos mantos submarinos indican que al menos varios océanos o mares diferentes se pueden definir como consecuencia del océano Pantalasa.
Restos de la placa oceánica de Pantalasa puede ser encontrados en las placas de Juan de Fuca, Gorda, Cocos y Nazca, las cuales en el pasado formaron parte de una placa mayor llamada Farallón.