Poljé
Se llama poljé al hundimiento de grandes dimensiones, en general con forma de valle alargado, de contornos irregulares y fondo plano, que se presenta en un macizo de roca kárstica.
En los bordes empinados suele aflorar la roca caliza y por la superficie, suele presentarse un riachuelo que súbitamente desaparece por un ponor o sumidero. El poljé puede llegar a inundarse en forma temporal (o permanente, convirtiéndose en lago) cuando el agua acumulada supera la capacidad de desagote del ponor y de las grietas y sumideros que se encuentran en su recorrido, o si el nivel de las aguas subterráneas se eleva.
El fondo plano del poljé suele estar compuesto por una arcilla proveniente de la descalcificación de la caliza, llamada “terra rossa”. Estos valles son, en general, muy fértiles, ya que reciben numerosos sedimentos.
Además de su importancia geológica, los poljés también tienen un gran valor ecológico. Al ser zonas de acumulación de agua, suelen albergar una rica biodiversidad, tanto de flora como de fauna. En muchos casos, los poljés son el hábitat de especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
Entre los poljés más importantes de la península Ibérica se encuentra el de el Llano de Zafarraya, en Granada (España), en el interior del macizo calizo de Sierra Gorda.
Otro poljé de importante tamaño es el que se encuentra en Comellas o Comelles, en los Picos de Europa, Asturias, España, que debido a su gran tamaño y al paisaje, rodeado de cordillera, es de gran atractivo turístico.
Otros poljés de atractivo turístico y gran interés para geólogos y geomorfólogos son el de Matienzo, en Ruesga (Cantabria) y el de la Nava en Cabra (Córdoba).
En Cantabria se encuentra, también, el poljé que forma el Valle de Liendo, en el municipio de Liendo, ubicado entre las desembocaduras de los ríos Agüera y Asón.
A su vez, los Llanos de Libar, en la Serranía de Ronda, se destacan por sus grandes dimensiones. Estos llanos están ubicados entre los municipios de Montejaque, Benaoján, Villaluenga del Rosario y Cortes de la Frontera.
Sedimentos:
Se llama sedimentación al proceso en el que el material sólido, que es transportado por la corriente del agua, se deposita en el fondo de un embalse, río o canal artificial. Cualquier corriente de agua, independientemente de su caudal, velocidad y forma, posee la capacidad de transportar el material sólido en suspensión. Las variantes de estas características pueden influenciar en que el material transportado sedimente o continúe en suspensión o, incluso, en que la corriente del cauce de agua contribuya a la erosión de las márgenes o del fondo del cauce.
El sedimento es un material en estado sólido que se acumula sobre la litosfera (o sea, la superficie de la Tierra), y que resulta de diferentes procesos y fenómenos que actúan en la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera, como por ejemplo: vientos, diferentes temperaturas, precipitaciones pluviales, circulación de aguas subterráneas y superficiales, influencia de organismos vivos o de agentes químicos, etcétera.
Debido a que la mayoría de los fenómenos de sedimentación se producen por los efectos de la gravedad, las zonas elevadas de la Tierra sufren mayor cantidad de procesos erosivos, mientras que las de áreas deprimidas sufren mayor cantidad de fenómenos de sedimentación. Los espacios en la litosfera donde se acumulan los sedimentos se denominan cuencas sedimentarias.
Además, es importante destacar que los sedimentos pueden ser de diferentes tipos, dependiendo de su origen y composición. Por ejemplo, los sedimentos clásticos son aquellos que se forman a partir de la erosión de rocas preexistentes, mientras que los sedimentos químicos se forman a partir de la precipitación de minerales disueltos en el agua. Por otro lado, los sedimentos orgánicos se forman a partir de restos de organismos vivos, como plantas y animales.