Cascada de hielo
Se llama cascada de hielo a un salto de fragmentos de hielo que se puede presentar en algunos glaciares.
Estos glaciares suelen tener una superficie irregular y agrietada y un flujo rápido. Probablemente, las cascadas de hielo sean la consecuencia más llamativa del flujo glaciar, y se generan cuando se estrechan los glaciares o se ladea su lecho. En semejanza con las cascadas de agua, las cascadas de hielo suelen tener un flujo similar aunque de menor velocidad. En cambio, el término “cascada helada” se reserva para aquellos saltos de agua que se congelan durante las épocas de bajas temperaturas.
Las cascadas de hielo de los glaciares suelen tener una velocidad de flujo de hielo de unos cientos de metros anuales, aunque en una cascada de hielo el flujo se puede medir en forma anual pero por kilómetros. Esta velocidad de flujo produce grietas en el hielo y en la intersección de estas fisuras se forman seracs o columnas de hielo. Generalmente, esta evolución no es evidente en la mayoría de los glaciares, razón por la cual suele suceder que una columna de hielo se desprenda y caiga sin previo aviso, provocando situaciones de riesgo para los escaladores de cascadas de hielo.
En la parte inferior de la cascada, el lecho del glaciar se extiende y se nivela aplanándose, reduciendo así el flujo de hielo. En consecuencia, las fisuras del glaciar se cierran y su superficie, al tener menos rugosidades, se torna más transitable.
Las alturas de las cascadas de hielo pueden variar. Por ejemplo, la cascada del glaciar Roosevelt, en la ladera norte del monte Baker, situado en la Cordillera de las Cascadas (Estados Unidos), tiene una altura de alrededor de 730 metros. La pared de hielo en la parte izquierda de esta cascada desciende sobre los derrubios, cubriendo el glaciar con aproximadamente entre 20 y 40 metros de altura. Como ocurre generalmente con los glaciares de montaña, esta cascada de hielo se origina en una meseta alta o en una cuenca donde se acumulan los hielos y fluye hasta un valle de ablación de altura considerablemente menor. Los glaciares que se desprenden de las capas de hielo continentales producen cascadas de hielo de mayor tamaño. Así, la cascada de hielo que sustenta al glaciar Lambert (Antártida) abarca una superficie de 7 kilómetros de ancho y un largo de 14 kilómetros, aunque su elevación es de apenas 400 metros, menos de la mitad que la elevación de la cascada del glaciar Roosevelt.
Estas cascadas de hielo plantean un desafío para los escaladores, además de ser muy atractivas por su belleza natural. Hay casos en los que una cascada de hielo es el único camino posible o el más sencillo hasta una ladera de la montaña. Esto ocurre, por ejemplo, con la cascada de hielo del glaciar del Khumbu, en el Monte Everest (Nepal), a 5500 metros sobre el nivel del mar. Generalmente, se la describe como peligrosa y traicionera aunque no deja de ser el acceso más fácil a la cumbre.