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Desertización y desertificación

Publicado por Santiago

Commons Wikimedia: Desierto de TaklamakanAunque en el diccionario de la Real Academia Española desertización y desertificación son sinónimos en la literatura científica se suele reservar el término desertización para los procesos de formación del desierto que tienen causas puramente naturales y el término desertificación para los procesos que tienen causas antrópicas. No obstante, es mucho más correcto usar el término desertización en todo caso, ya que el ser humano está presenta en todos los ecosistemas, y es muy difícil delimitar qué es natural y qué inducido. Esta realidad se acentúa en la medida en la que el ser humano llega a ser responsable del calentamiento global, puesto que el clima es el gran impulsor de la desertización natural. En algunos países se puede oír el término aridización para expresar lo mismo.

La desertización es un proceso por el cual una biocenosis pierde su humedad natural y se desencadenan largos períodos de sequía, de tal manera que la aridez provoca la desaparición de las especies presentes y surgen especies con menos exigencias de agua o, en su caso, se extinguen por completo en favor del desierto.

Las causas de la desertización son todas aquellas que implique suprimir la cantidad de agua disponible para las plantas en una zona determinada. La causa natural primera es la prolongación de los períodos de sequía debido al calentamiento global. En las regiones del mundo próximas a zonas áridas esta incidencia de mayores ciclos áridos es mucho más acusada que en el resto del mundo. Así, todas la regiones que están en torno a los grandes desiertos, como las de clima mediterráneo y las sabanas, son las que corren un mayor riesgo de desertización.

La desertización puede verse acelerada por intervención humana directa. La existencia de un bosque garantiza la humedad en el ambiente y evita la desertización. El suelo funciona como una «esponja» de tal manera que mantiene el agua de lluvia durante mucho tiempo, y las plantas pueden usarla. Sin él el agua corre rápidamente sin posibilidad de aprovechamiento. La destrucción de la cubierta vegetal por incendios, aclaramiento del bosque para pastos y la actividad agrícola aceleran los procesos de desertización, puesto que sin ella se pierde el suelo y se desencadenan los procesos de aridez. La perdida de las especies vegetales hace que el agua de lluvia primero, y el viento después, arrastre los nutrientes del suelo inutilizándolo para el desarrollo de las plantas.

Otras formas de destrucción de la cubierta vegetal son el sobrepastoreo, la deforestación y las prácticas de una agricultura no sustentable. El sobrepastoreo y la deforestación implican la destrucción directa del bosque. La agricultura no sustentable es más sutil. Se refiere al cultivo de especies que necesitan, para su producción, una cantidad de agua mayor de la que el medio proporciona. De esta manera se necesita de regadío, y se regatea al medio un agua vital, que se deriva para la producción agrícola. Otras prácticas de agricultura intensiva provocan la salinización del suelo, su compactación y la acumulación de sustancias tóxicas para otras especies. A ello hay que añadir la construcción de caminos forestales inadecuados, con el objeto de que pasen por ellos vehículos pesados y rápidos para las tareas forestales. Un camino inadecuado puede ser una brecha a través de la cual se comience un proceso acelerado de pérdida de suelo.

De la misma manera que el ser humano puede acelerar la desertización también puede frenarla. La reforestación es uno de los sistemas más útiles de parar la desertización. No obstante, para que la reforestación sea efectiva debe hacerse progresivamente y con especies autóctonas que hagan aumentar la humedad en el ambiente. Esto excluye, en muchos casos, las especies comerciales de crecimiento rápido, que, por el contrario, necesitan consumir mucha agua y hacen aumentar los procesos de aridez. En general, se deben introducir en primer lugar especies herbáceas, que son las que van a fijar el suelo, y después las arbustivas y arbóreas.

Las zonas del mundo con mayor riesgo de desertización son aquellas que están en torno a los grandes desiertos y tiene una gran presión humana. Madagascar es el país más erosionado del mundo. El 93 % del bosque tropical y el 66 % de su selva lluviosa han sido talados. En África, en la franja subsahariana, se observa un incremento en las zonas desérticas. España, Grecia y ciertas zonas del sur de Italia son los países de la Unión Europea con mayor índice de desertización. En la cordillera sur de Perú, y en general en los Andes centrales, se dan muchos procesos de desertización en altura; así como muchas regiones de Hispanoamérica desde la Patagonia argentina hasta el norte de México. La desertización y la sequía amenazan seriamente a más de 1.200 millones de personas en todo el mundo. Brasil, con la destrucción del bosque ecuatorial y la extensión de la sabana, sufre, especialmente, los procesos de desertización. En los países pobres, con mayor dependencia de la tierra, la desertización implica un aumento de la pobreza. En los países ricos, como los europeos, es un problema ecológico, pero no económico, ya que no se depende tanto de la agricultura.