Los Apeninos
La cordillera de los Apeninos (L»Appennino en italiano) está formada por una serie de cadenas montañosas que forman la columna vertebral física de la península italiana.
Desde el paso de Cadibona, en el noroeste, cerca de los Alpes Marítimos hasta las islas Egadi, al oeste de Sicilia, este sistema montañoso forma un gran arco de aproximadamente 1.400 kilómetros de longitud y una anchura que oscila entre los 40 y los 200 kilómetros.
El Corno Grande (2.914 metros), es el punto más alto de los Apeninos en la península. Desde el puto de vista geológico, los Apeninos pertenecen al mismo pliegue que las montañas del Atlas, en el norte de África, y los Alpes Dináricos, que se extienden en la región de los Balcanes.
La variedad geológica regional de los Apeninos es muy notable. En el norte, en Liguria, las montañas son principalmente de areniscas y margas; en la Toscana, Emilia, Las Marcas y Umbría, son calizas y arcillosas; por último, en el Lazio, el sur de la península y en Sicilia se trata de grandes afloramientos de roca calcárea, separados por zonas bajas de esquisto y arenisca.
Clasificación geográfica de los Apeninos
Apeninos septentrionales
Conectados a los Alpes occidentales en la zona de Liguria, se extienden a lo largo de 450 km en dirección noroeste-sureste. Su tramo más alto corresponde al macizo toscano-emiliano, donde hay picos que superan los 2.000 metros sobre el nivel del mar. El mayor de ellos es el Monte Cimone (2.165 m).
Apeninos centrales
Es la zona más ancha de la cordillera, donde se suceden una serie de valles y cordilleras menores como la de los montes Abruzos, los montes SIbilinos o el Gran Sasso, el macizo donde se levanta el Corno Grande (2.194 m), el punto más elevado de los Apeninos.
Apeninos meridionales
Esta parte de la cordillera dibuja un arco que gira hacia el suroeste, configurando geográficamente la región de Calabria (la «punta de la bota» de Italia). Destaca la presencia de grandes volcanes como por ejemplo el Vesubio, cerca de Nápoles.
Hidrología de los Apeninos
Los ríos de los Apeninos tienen cursos cortos. Los dos más importantes son el Tíber (405 km de longitud), que nace en la zona central y desemboca en el mar Tirreno tras pasar por Roma, y el Arno (250 km), que fluye hacia el oeste desde el macizo toscano, pasando por Florencia y desembocando en el mar de Liguria. A pesar de la limitada extensión de estos ríos, la acción del agua es el principal agente de la erosión responsable de moldear el paisaje apenino.
Los lagos son pequeños y se encuentran muy dispersos. Hay unos doscientos a lo largo de toda la cordillera. Destaca por su tamaño el Trasimeno (128 kilómetros cuadrados), en Umbría.
Flora y fauna
La flora de los Apeninos es de tipo mediterráneo y varía según la latitud y la altitud. En el norte predominan los bosques de robles, hayas, castaños y pinos. Hacia el sur, son más representativos ciertos arbustos como lentiscos, mirtos y adelfas. Hay además abundantes cultivos de olivos y cítricos.
La fauna específica de los Apeninos se encuentra relativamente bien preservada gracias a los numerosos parques nacionales y áreas protegidas que jalonan toda la cordillera. Entre las especies más características se pueden citar el oso pardo de los Abruzos, el lobo itálico, el lince y el águila real, entre muchas otras.