La red hidrográfica de Europa
Los ríos europeos son moderadamente largos, sin grandes avenidas y, en general, regulares, la excepción a estas características son los ríos mediterráneos, que tienen profundos estiajes y grandes avenidas. Los ríos bálticos y rusos se hielan en invierno. Los grandes ríos son navegables durante muchos kilómetros.
Los ríos más largos de Europa son:
* Volga que tiene 3.531 km de longitud y desemboca en el mar Caspio.
* Ural que tiene 2.428 km y desemboca en el mar Caspio.
* Dniéper que tiene 2.201 km y desemboca en el mar Negro.
* Danubio que tiene 2.860 km de longitud y que desemboca en el mar Negro.
* Rin que tiene 1.326 km de longitud y que desemboca en el Atlántico.
Sobrepasan los 1000 km el Elba, el Loira y el Tajo; que desembocan en el Atlántico, el Vístula, el Dvina que desembocan en el Báltico, y el Don que desembocan en el Mar de Azov, el Pechora que desemboca en el océano Ártico y el Dniéster que desemboca en el Mar Negro.
Otros ríos importantes son: Guadalquivir, Guadiana, Duero, Garona, Sena, Támesis y Mosa que desembocan en el Atlántico; Óder que desemboca en el Báltico; Ebro y Ródano, que desembocan en el Mediterráneo; y Po que desemboca en el mar Adriático.
En Europa hay multitud de pequeños lagos repartidos por todo el territorio. La mayor parte de los lagos son de origen glaciar y se encuentran en el entorno del mar Báltico. La excepción es el mar Caspio, que hace frontera con Asia. Los lagos más grandes de Europa son:
* Ladoga de 18.400 km²
* Onega de 9.752 km²
* Vaenern de 5.565 km²
* Saimaa 4.400 km²
Superan los 1.000 km²: Paijaenne, Irari, Vaettern y Maelaren, todos ellos en Suecia, Finlandia o Rusia.
Fuera del ámbito del Báltico tienen importancia los lagos Balatón (Hungría), Grada (Italia), Leman y Constanza (Suiza).
Todos los grandes ríos europeos están regulados por embalses, que proporcionan energía eléctrica, agua para regadío y para consumo humano. Desde la Antigüedad han servido como medio de comunicación, y aún son navegables en gran parte de su recorrido. En el centro y norte de Europa existe una tupida red de canales que comunica un río con otro, de tal manera que es posible atravesar gran parte del continente de río en río y de canal en canal.
Los ríos mediterráneos son más irregulares, y hoy en día no permiten la navegación, pero a lo largo de su curso se diseminan presas y canales para regadío y generación de energía eléctrica. Son los ríos más embalsados del continente, ya que la irregularidad de sus caudales hace necesario reservar agua para las épocas de sequía.
Los ríos más septentrionales se hielan en invierno, así como el Mar Báltico y el océano Ártico. Durante esta época los ríos se convierten en vías de comunicación por las que pueden circular trineos, y barcazas durante la época de deshielo.