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Cuenca hidrográfica

Publicado por Pablo Guerrero

Uno de los componentes esenciales y más importantes para el planeta tierra y la vida humana es el agua natural que se obtiene mediante las lluvias y tormentas y se concentra en ríos, arroyos y lagunas o en mares (agua salada). El agua que cae de los cielos se mantiene en constante movimiento a partir de que toca la tierra, su recorrido varía dependiendo el paisaje y la topografía en la que se encuentre. El agua recorre el camino que le marca el suelo, los declives del terreno, las quebradas y las zonas más hundidas, formando de esta forma cúmulos de agua que son llamados cuencas.

Llamamos cuenca hidrográfica a un área que presenta drenaje natural y sobre la cual las aguas finalizan o frenan sus trayectos y los continúan a través de valles y quebradas, pasando por diferentes cuencas, formando así una red de aguas que proveen un desagüe principal que a su vez conforma finalmente un río.

Se trata de zonas originadas naturalmente que recolectan y almacenan el agua que comúnmente es utilizada para el consumo de las civilizaciones y de los animales. También para riegos agrícolas e inclusive para generar energía eléctrica. Las cuencas hidrográficas deben ser cuidadas ya que perderlas será muy problemático para la vida en la tierra.

¿Cómo funcionan las cuencas hidrográficas?

Las cuencas hidrográficas funcionan debido al ciclo del agua y sus reacciones en diferentes tipos de suelos o aguas, se dice entonces que al hablar de cuencas estamos hablando justamente de los comportamientos del agua.

De forma natural es posible observar dos diferentes procesos que transportan el agua hacia las capas de la atmósfera. Ambos de ellos ocurren mediante la evaporación pero se diferencian ya que uno de ellos ocurre en zonas con superficies abierta de agua y el otro ocurre en áreas de suelos recubiertos con plantas. En el caso de los suelos cubiertos con vegetación la evaporación se da mediante el sol que evapora el agua del suelo y además hace sudar a las plantas que también sueltan agua. Cuando toda esta agua llega al cielo vuelve a la tierra en forma de lluvia. Estas lluvias (que dependen de las estaciones, la zona y la época del año) realimentan las cuencas hidrográficas en un proceso constante que no termina. Si bien no llueve periódicamente en todo el mundo y en todas las zonas, las cuencas se mantienen hidratadas gracias a la red de cuencas y subcuencas, se alimentan unas a las otras.

En aquellas zonas donde el clima es tropical y lluvioso se encuentran muchas formaciones vegetales, bosques y selvas. En estas zonas el agua es retenida dentro de estos eco climas gracias a las hojas y tallos de las plantas, lo que provee de caudales de agua regular y constante a las cuencas. El agua que llega al suelo lo penetra mediante la infiltración, este proceso ayuda a que el suelo siempre esté húmedo (y las plantas puedan alimentarse y sobrevivir) así como a proveer agua a ríos y lagunas durante épocas de sequía.