Japón: Población
Japón tiene unos 127.500.000 de personas lo que da una densidad demográfica de unos 337 h/km². Se trata de una población moderna que ha terminado la transición demográfica. Es un población muy envejecida. Tan sólo el 14% de la población tiene menos de 15 años, el 65% tiene entre 15 y 65 años y el 21% más de 65 años. El crecimiento de la población es negativo, sobre el -0,14% anual. La tasa de natalidad es muy baja, sobre el 8‰, lo que da una tasa de fertilidad del 1,2‰. La tasa de mortalidad es muy baja, sobre el 9‰, y mucho más baja es la tasa de mortalidad infantil, que no llega al 3‰, como corresponde a un país en el que la sanidad de calidad llega a todas las capas de la sociedad. La esperanza del vida al nacimiento es de unos 82 años.
El descenso de nacimientos ha sido una preocupación constante en la sociedad japonesa desde hace décadas, pero es especialmente llamativa desde la década de 1990. Desde el 2005 se producen más fallecimientos que nacimiento, puesto que la tasa de migración en Japón es casi cero. Esto supone un problema para el sistema de pensiones nipón, por lo que se han de tomar medidas en este sentido, a causa del aumento de la población dependiente. Como métodos de control de la natalidad preferentes están el condón y el aborto legal. La tendencia a la familia pequeña se debe a una baja tasa de matrimonios, la incorporación de la mujer a la vida laboral, la vivienda de reducidas dimensiones, y el alto costo de los hijos.
El 98,6% de la población es de origen japonés. Apenas hay asentadas minorías de otros países, y sólo se reconocen, dentro del país dos etnias, los ainu y los ryukyuans, y algunos grupos sociales minoritarios como los burakumin. Se trata, pues de una sociedad muy homogénea, que habla toda ella japonés, aunque el inglés es conocido por la mayor parte de la sociedad, en la que los lazos de sangre son importantes para establecer relaciones sociales. Los no japoneses se sienten discriminados en el país. Los inmigrantes son muy pocos, apenas unos 200.000 europeos y norteamericanos nacionalizados, y minorías de chinos, coreanos, filipinos, indonesios, tailandeses y vietnamitas. También existen unos 50.000 trabajadores temporales indios, fruto de los acuerdos comerciales entre la India y Japón. A ellos se suman los procedentes de Bangladesh, Irán, Afganistán, Pakistán, Brasil, Ecuador, México y Perú. Las personas extrajeras tiene ciertas restricciones legales, y no están bien vistas por la sociedad, incluidos sus descendientes y a pesar de las mezclas con los oriundos.
En Japón la población está irregularmente repartida. Sus 337 h/km² le convierten en uno de los países más densamente poblados del mundo. En general las zonas más pobladas son las costas, y el sur más que el norte. La costa del Pacífico es la más poblada, allí se encuentran las grandes megalópolis. La isla de Hokaido y el noreste de Honshu son las menos densamente pobladas.
La población japonesa no ha sido propensa a emigrar de su país, pero durante el siglo XX se produjo un auténtico éxodo rural que ha determinado el carácter fuertemente urbano de la sociedad japonesa. Tras la segunda guerra mundial el proceso se intensificó hacia las grandes megalópolis niponas, especialmente el entorno de Tokio. En la actualidad se están promoviendo políticas de dispersión que favorecen a las ciudades de tamaño medio, en contra de las grandes conurbaciones.
Sólo un pequeño porcentaje de la población, y muy ilustrada, emigra del país, para vivir parte del año fuera de él, aunque continúa manteniendo residencia fija en Japón. No obstante, las personas que viven largas temporadas en el extranjero no son bien vistas por sus conciudadanos.
La fuerte homogeneidad de la sociedad japonesa hace que se den frecuentes casos de xenofobia, que, a pesar de lo escaso de las minorías, han provocado graves conflictos sociales.