Supervolcán
Se llama supervolcán a la variedad de volcán que produce las erupciones de mayor volumen de la Tierra. La explosividad de estas erupciones es variable, pero el magma que emite en cada caso es suficiente para modificar el paisaje que lo rodea e, incluso, para alterar el clima durante años, similar a lo que podría ocurrir con un invierno nuclear.
El término se utilizó por primera vez en el año 2000, cuando los productores del programa científico Horizon, de la cadena de televisión BBC, lo acuñaron para describir este tipo de vulcanismos. Este término no es utilizado en vulcanología, aunque desde 2003 ha sido utilizado en varios artículos. En principio, aún no hay un tamaño definido para clasificar un supervolcán como tal, pero hay dos tipos de erupciones que sí los caracterizan: grandes provincias ígneas y erupciones masivas.
Como referencia, podría decirse que un supervolcán es tal cuando expulsa más de 50 veces en una sola erupción la cantidad de material volcánico que expulsó el Krakatoa.
Un supervolcán no es un volcán grande, por el contrario: el supervolcán no se ve, ya que se trata de un depósito subterráneo de magma, que al estar bajo tierra y no poder liberar presión, acumula magma hasta que estalla en forma violenta. Se tiene conocimiento de que el supervolcán de Yellowstone ha llegado a lanzar rocas de considerable tamaño que podrían haber atravesado el Atlántico hasta Europa.
Se denomina una gran provincia ígnea a una región de basalto de escala continental, producto de numerosas coladas de lava basáltica. Al originarse, estas regiones suelen ocupar varios millones de kilómetros cuadrados, con volúmenes que rondan el millón de kilómetros cúbicos. La mayor parte de este material se asienta durante un período geológico corto, que puede abarcar algo menos que un millón de años.
Las erupciones con un índice de explosividad volcánica (VEI) de valor 8, o sea VEI-8, son fenómenos de explosiones colosales que pueden expulsar por lo menos 1000 km3 de material piroclástico y de magma. Una explosión de esta magnitud podría arrasar con la vida terrestre en un radio de cientos de kilómetros, e incluso podría llegar a sepultar bajo cenizas regiones continentales alejadas. Este tipo de erupciones son tan poderosas que forman calderas del tamaño de montañas, generadas por la expulsión del material que rellena el espacio de la cámara magmática subterránea. La caldera puede permanecer durante millones de años después de que se produjo la actividad e, incluso, cuando el volcán permanece inactivo.
La teoría de la catástrofe del Toba afirma que la erupción del Toba provocó un invierno volcánico al expulsar ácido sulfúrico a la atmósfera, dando origen a la milenaria Edad de Hielo, y diezmando en cerca de un 60% la población de la época.
Además de la erupción del Toba, existen otros ejemplos de erupciones supervolcánicas que han dejado su huella en la historia de la Tierra. Por ejemplo, la erupción del supervolcán de La Garita hace aproximadamente 27.8 millones de años, que es considerada una de las más grandes y violentas erupciones que se han registrado. Esta erupción produjo una cantidad de magma suficiente para llenar el Gran Cañón del Colorado aproximadamente 1.200 veces.
Otro ejemplo es la erupción del supervolcán de Taupo, en Nueva Zelanda, hace unos 26.500 años. Esta erupción, que también alcanzó un VEI-8, es considerada la erupción más reciente de un supervolcán. La erupción del Taupo liberó una cantidad de magma que supera en más de dos veces la del Toba, y sus efectos se sintieron en todo el planeta.
Otras erupciones supervolcánicas tuvieron lugar en el pasado geológico, aunque todas con valor en la escala VEI de 7. La mayoría superan la erupción ocurrida en 1815, en el monte Tambora. Esta erupción se considera la de mayor registro en la historia de la humanidad.
A pesar de su potencial destructivo, los supervolcanes también han jugado un papel crucial en la formación de la Tierra tal y como la conocemos hoy. Las erupciones masivas han contribuido a la formación de paisajes y ecosistemas únicos, y han influido en la evolución de la vida en nuestro planeta. Sin embargo, también representan una amenaza para la humanidad, ya que una erupción de un supervolcán podría tener consecuencias catastróficas a nivel global.