Volcán
Es una estructura geológica en forma de cono con un cráter o caldera en su cima, a través del cual brota violentamente desde el interior de la Tierra roca fundida (magma) en forma de lava y gases. Esta actividad ocurre en distintos episodios de diferente intensidad, frecuencia y duración que se denominan “erupciones”. Las mismas pueden ser desde apenas un poco de lava que fluye hasta explosiones devastadoras.
Las erupciones volcánicas presentan múltiples peligros, entre ellos las corrientes de lava y los flujos piroclásticos, que pueden destruir todo a su paso. La caída de cenizas, por otro lado, no solo perjudica la respiración humana, sino que también puede colapsar techos y arruinar cultivos.
Los gases tóxicos, como el dióxido de azufre, dañan la vegetación y comprometen la salud humana, intensificando los riesgos asociados a los fenómenos volcánicos.
La gran presión del magma desde adentro del volcán y la acumulación de material residual de erupciones anteriores es lo que hace que esta elevación de la superficie terrestre tenga forma cónica.
¿Dónde se forman?
La mayoría de los volcanes se originan en los límites de las placas tectónicas, aunque también lo hacen en los “puntos calientes” (zonas de mayor actividad eruptiva), como las Islas Hawai.
Si bien casi todos tienen forma cónica, pueden adoptar otras formas y brotar de ellos diferentes tipos de magma. Por ejemplo, el estratovolcán despide una lava muy viscosa que se enfría y endurece rápidamente; el cono de escoria posee fragmentos de roca vidriosos y con burbujas de gas; o la caldera volcánica, producida por hundimiento de una cámara magmática a causa de la gran altura que adquiere el edificio volcánico.
La vigilancia de los volcanes se realiza a través de técnicas como la sismología y el análisis de emisiones de gases. Las observaciones satelitales permiten detectar cambios en la deformación del terreno, alertando sobre posibles erupciones.
Aunque predecir erupciones con precisión sigue siendo un desafío, estos métodos son cruciales para mitigar riesgos y proteger vidas.
Por otra parte, también hay numerosos volcanes submarinos, como el Kolumbo, en el Mar Egeo, (Isla Santorini, Grecia). U otros que, por el contrario, pueden alcanzar alturas de 6000 metros sobre el nivel del mar, como el Nevado Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo (de casi 6900 metros), ubicado en Argentina y Chile.
Erupciones históricas, como la del Monte Vesubio en el año 79 d.C. y Krakatoa en 1883, han tenido impactos devastadores sobre las civilizaciones. Estas catástrofes no solo destruyeron ciudades enteras, sino que también cambiaron el curso de la historia.
Proporcionándonos valiosas lecciones sobre cómo enfrentar futuras amenazas volcánicas.
Más allá de nuestro planeta
Pero los volcanes no se forman solamente en la Tierra. También existen en otros planetas y satélites del Sistema Solar.
La composición química y las temperaturas de los volcanes extraterrestres varían considerablemente entre sí y con respecto a los volcanes terrestres.
Muchos de ellos, como los existentes en la luna de Júpiter (Europa), están compuestos por hielo a causa de las bajísimas temperaturas del espacio. En este caso, el hielo actúa como la roca y, cuando se funde, se convierte en agua líquida, fluyendo como lo hace el magma.
En tanto, mientras que Venus tiene unos 500.000 volcanes en actividad, Marte pareciera ya no tener una actividad volcánica intensa, pero posee el Monte Olimpo, el volcán con la cumbre más alta de todo el sistema solar, de unos 600 kilómetros de base y más de 27 kilómetros de alto (hoy está apagado).
También hay otros volcanes bastante parecidos a los de la Tierra, como los más de 400 que posee Ío, el satélite más cercano a Júpiter, convirtiéndose así en el objeto del sistema solar más activo en este sentido.
Tritón es un satélite de Neptuno y uno de los astros más helados del sistema solar; en él se han descubierto vestigios de géiseres y criovolcanes.
Y en el caso de la Luna, la misma está cubierta de basalto (fragmentos de roca fundida y solidificada debido a erupciones anteriores), lo que indica que en nuestro satélite alguna vez hubo una potente actividad.
Los volcanes forman paisajes únicos, como los vistos en el Parque Nacional de Yellowstone o las Islas Galápagos. Estos sitios albergan ecosistemas diversos que prosperan gracias al suelo fértil de origen volcánico.
En mundos extraterrestres, como Marte, también pueden existir formaciones similares que influyen en el paisaje y potencialmente en formas de vida.