La Geografía del ocio y el turismo
Una de las principales ocupaciones de las personas de los países desarrollados, y no tan desarrollados, es el ocio y el turismo. Todos los días acudimos a centros donde se desarrollan las distintas actividades de ocio, y anualmente tenemos un período de vacaciones en las que estas actividades son el centro de nuestra ocupación. Para satisfacer esta necesidades debemos acudir a lugares concretos, que tienen una infraestructura adecuada, accesos, etc., y todo ello se puede estudiar desde el punto de vista geográfico.
No es fácil delimitar qué es ocio y qué turismo, pero en principio hay una diferencia que puede ser sustancial: las actividades de ocio no requieren el alojamiento en un lugar diferente a la vivienda habitual. Así pues, las infraestructuras necesarias para unas y otras son sustancialmente diferentes.
La primera aproximación a la geografía del ocio y el turismo es la pura localización, la de saber qué lugares son los que se demanda para las actividades de ocio y turismo y porqué: qué valores del paisaje, clima, cultura, actividades tiene el lugar que sirven como atractor de personas de lugares más o menos lejanos. Muchos son los lugares de ocio y turismo en el mundo y no es este lugar para detallarlos. En cualquier agencia de turismo se puede encontrar abundante información.
Otro de los elementos a estudiar es la procedencia de las personas que acuden a los lugares de ocio y turismo y su comportamiento: de dónde son, con qué frecuencia se desplazan, en qué tipo de vehículo, cuánto tiempo permanecen, qué actividades demandan, etc.
La actividad turística y de ocio tiene un gran impacto en el paisaje. Se hace necesaria la construcción de alojamientos y lugares de acogida de las actividades que demandan los turistas, una infraestructura de acceso y de atención a las necesidades básicas: alimentación, agua, recogida de basuras, sanidad, etc. Todas estas infraestructuras son ajenas a las necesidades de la población local, que con elementos mucho menores podría desarrollar su vida, y son utilizadas intensivamente durante ciertas épocas del año o en determinados momentos, quedando infrautilizadas el resto del tiempo.
Los primeros estudios geográficos sobre el ocio y el turismo se centraron en descubrir las relaciones entre el ser humano y el medio, y si había algún elemento natural que pudiera establecer la conexión. Pero estamos hablando de tiempos en los que el turismo de masas no había despegado, y en los que el turismo estaba reservado a la burguesía, por lo que no se tenían en consideración elementos de pura oferta de actividades, y esto a pesar de que los centros balnearios eran los más demandados.
Los geógrafos se dieron cuenta muy pronto que la actividad turística y de ocio, en sí, creaba nuevas funciones, que eran las que se demandaban, a la postre, a la hora de determinar al lugar al que acudir. Y estas funciones generaban elementos objetivos del paisaje; unos elementos, por otra parte que no respondían a la tradición local, si no a las demandas de los forasteros. Dependiendo de lo que fuera buscando el turista la creación de esta infraestructura podría eliminar el objeto que se venía buscando.
El turismo de masas lo cambió todo. Los geógrafos se percataron que los valores naturales y culturales no eran lo que movía a la mayoría de las personas, si no la oferta de las propias actividades. Así eran posibles lugares como Las Vegas (EE UU) donde el factor atractor no tiene nada que ver con el entorno natural, si no con el juego y el espectáculo.
En la actualidad los lugares turísticos son, ante todo, sitios en los que se ofrecen actividades de ocio semejantes a las de todo el mundo, y a las que se encuentran en la propia ciudad. Sólo determinados elementos culturales y naturales, y el propio hecho de viajar, mueven a las personas de un lugar a otro, a la caza de una foto en los lugares que aparecen en los libros y los documentales. De esta manera la publicidad del lugar se convierte en decisiva a la hora de determinar un lugar como turístico. Los factores psicológicos-subjetivos pueden ser decisivos a la hora de estudiar lo lugares turísticos. Factores como la situación socio-política y legal del lugar o del entorno no son desdeñables, sobre todo a la hora de explicar la evolución del lugar turístico.
Los lugares turísticos, o que desean serlo, deben de hacer un estudio en función de qué recursos poseen y a qué tipo de turistas se van a dirigir. Así, no será lo mismo un lugar dirigido a un sector con ganas de alcohol, largas noches, sol y playa que a otro que demanda silencio y paseos por la naturaleza, o a otro que desea disfrutar del arte, jugar al golf, centros de peregrinación religiosa, etc. En última instancia, podemos determinar las características del lugar turístico en función de las actividades que se demandan, mucho más que por valores objetivos generales, ya que estos no podrán convertirse en un atractor si no existe un interés sobre ellos.
Así pues, determinar los lugares, el tipo de personas, las actividades y cómo ofertarlas son los elementos básicos de todo estudio de Geografía del ocio y el turismo. Además, el estudio geográfico debe de incluir las interacciones de la actividad turística y de ocio en sí con el medio natural y la sociedad donde se encuentra.