Movimientos en la atmósfera: presión y efecto de Coriolis.
La atmósfera no es un medio uniforme, sino que en ella encontramos diferencias notables; diferencias que implican movimiento, es decir la generación de viento. En la atmósfera son posibles dos movimientos básicos, uno vertical (ascenso y descenso) y otro horizontal.
La atmósfera pesa. La presión atmosférica es el peso del aire sobre la superficie terrestre. Ejerce una fuerza de 1013 milibares (o hectopascales) de media, al nivel del mar. Pero cuando una masa de aire desciende aumenta la presión, y cuando asciende, disminuye. Los puntos sobre la superficie terrestre que tienen la misma presión se unen con unas líneas llamadas isobaras. Las isobaras nos muestran sobre el mapa dónde están las borrascas y los anticiclones, y cuál es la diferencia de presión entre ellas. Cuanto más juntas observemos las isobaras, mayor es la diferencia de presión. Los vientos van siempre de las altas a las bajas presiones, de los anticiclones a las borrascas, y son tanto más rápidos cuanta mayor sea la diferencia de presión, y cuanto más cerca estén del polo.
Las masas de aire frías y las cálidas no se mezclan. La zona de contacto se llama frente, y es en esa zona donde el aire frío en movimiento se mete, como una cuña, por debajo del aire cálido, obligándole a ascender y produciendo una borrasca y haciendo disminuir la presión.
En principio, los vientos tienden a desplazarse en línea recta, perpendicularmente a las isobaras, pero la Tierra tiene un movimiento de rotación. Cuando un objeto tiende a desplazarse en línea recta sobre una superficie en rotación termina dibujando sobre ella un arco que será tanto más cerrado cuanto más cerca estemos de los polos, hasta adoptar una dirección paralela a las isobaras. Es el conocido como efecto de Coriolis. Fue descrito por el científico francés Gaspard Coriolis en 1835 y en ocasiones se describe como una fuerza. En la Tierra, el efecto se nota cuando los vientos se desplazan en dirección norte-sur y la rotación hace que la masa de aire se desvíe hacia el oeste. De esta manera en un anticiclón del hemisferio Norte los vientos circulan en el sentido de las agujas de reloj (sentido horario) mientras que en una borrasca circulan en el sentido contrario (sentido antihorario). Por el contrario, en el hemisferio Sur los vientos en los anticiclones circulan en sentido antihorario y en los ciclones en sentido horario. Es decir, tanto en el hemisferio Norte como en el hemisferio Sur, por encima de los trópicos, el viento dominante es del oeste.
El efecto de Coriolis es el responsable de la estructura circular de ciclones y anticiclones. Esa estructura circular es la responsable de que, localmente, la dirección de los vientos no sea siempre del oeste. El centro de una borrasca sí se desplaza siempre de oeste a este, pero el viento dentro de ella (y en los anticiclones), al desplazarse en círculos, adopta una componente sur (viene del sur), una componente este, y por fin una componente norte. Además, en las latitudes bajas de los anticiclones los vientos siempre adoptan una componente este, con vientos flojos y constantes. Son los alisios. Como ciclones y anticiclones son células de gran radio, cuando el viento tiene una componente bien oeste, bien este, las temperaturas son más o menos iguales a las que caracterizan a la masa de aire, pero cuando tienen una componente sur suben un poco y cuando tienen una componente norte bajan. Los vientos en superficie son más lentos que en altura, ya que tiene un rozamiento con la superficie de la tierra. En altura la velocidad máxima se alcanza en la Corriente en chorro, que circula por encima del Frente Polar.
El efecto de Coriolis se presenta también en las corrientes oceánicas y los remolinos, no obstante, si el remolino es muy pequeño, como el que se produce en un lavabo, puede haber múltiples distorsiones que modifique la trayectoria de los líquidos.
Una forma de comprobar las características del efecto de Coriolis es tratar de dibujar una línea recta, sobre una superficie en rotación. Para ello podremos utilizar un papel, que pondremos sobre un plato, y trataremos de dibujar una línea lo más recta posible, incluso con la ayuda de una regla. Podemos ver qué sucede cuando modificamos la velocidad con la que dibujamos la línea, o con la que damos vueltas al plato.