Clima del casquete polar
El clima del casquete polar (clima polar en la clasificación climática tradicional) se sitúa entre los 65º y los 90º de latitud, tanto norte como sur; y sobre las grandes masas de hielo. Normalmente se abrevia como clima polar. Los centros de acción típicos son los anticiclones térmicos de las altas latitudes, y sólo ocasionalmente el Frente Ártico (o Antártico). Las masas de aire dominantes son las de tipo ártico (o antártico), de carácter muy frío y secas. En realidad es aquí donde se generan este tipo de masas de aire.
Las lluvias son esporádicas, sólo cuando llegan masas de aire marítimo, tras haber quedado atrapadas en una borrasca ocluida, llega a nevar. En realidad estas son las regiones con menos precipitaciones de la Tierra; aunque no hay aridez debido a las bajas temperaturas. Por supuesto, las precipitaciones son siempre en forma de nieve, y, al no derretirse nunca, entra a formar parte de la neviza que forma los glaciares.
Las temperaturas son muy bajas. Las medias de todos los meses se sitúan por debajo de los 0 ºC, y puede haber meses con medias inferiores a los -60 ºC. La oscilación térmica anual es acusada y puede variar, según los lugares, entre los 20 y los 40 ºC, entre las medias del mes más frío y las del mes menos frío. La oscilación térmica diaria también pude llegar a ser contrastada, con más de 20 ºC de diferencia, pero esto sólo ocurre en las estaciones intermenidas, con día y noche. Se puede considerar que nunca se superar los 0 ºC, ni aún en las máximas absolutas. Esto quiere decir que jamás hay agua líquida. El hielo acumulado se evacua por medio de la dinámica de los glaciares. El frío superficial provoca una fuerte inversión térmica en altura, por lo que la temperatura asciende rápidamente a medida que se gana altitud.
No existen estaciones, es un invierno permanente. No obstante, se distinguen estaciones por la cantidad de horas de sol diarias (fotoperiodismo) que puede ir de la noche a los días que se extienden durante meses.
Uno de los elementos climáticos más relevantes son los fuertes vientos superficiales. En la Antártida descienden desde las altas planicies hasta la costa, con las velocidades más altas del mundo. Son los vientos catabáticos. Los vientos provocan fuertes ventiscas de hielo y nieve, en la que se mezcla el arrastre de nieve ya caída con las escasas precipitaciones.
Encontramos el clima del casquete polar en los casquetes polares ártico y antártico y el inlandsis de Groenlandia.
La biocenosis es, en la práctica, imposible, ya que no hay ni suelo, ni vegetación, ni fauna. No obstante, la vida bacteriológica de los grandes hielos está siendo estudiada. En el interior de las grandes masas de hielo, en donde debido a la presión el hielo se vuelve a convertir en agua, existen lagos con una vida aún por estudiar. Se trata de una vida adaptada a las congelaciones periódicas, aún poco conocida.