Irlanda: Vegetación
Irlanda es en país eminentemente verde, gracias a sus lluvias suaves y constantes. Se encuentra en la ecozona y el imperio Holoártico. A pesar de todo Irlanda no es un país de grandes bosques, debido a dos factores fundamentales, la pobreza del suelo y la intervención humana.
Predominan los suelos podsólicos muy evolucionados, pero hay gran cantidad de suelos mucho más pobres, las turberas y los gley, fruto de un anegamiento permanente del suelo, y una mala escorrentía. En suma, a pesar de las teóricas buenas condiciones para la formación de bosques estos son relativamente escasos. Se refugian en el sur, los fondos de los valles y las laderas suroeste de las montañas. Son muy raros los bosques por encima de los 600-700 metros de altitud. Otro de los factores limitantes para la formación de bosques son unas temperaturas, que si bien nunca son extremas tampoco son realmente cálidas.
De esta manera el bosque típico es de tipo caducifolio, con hayas y robles como especies dominantes y abundancia de fresnos y avellanos. Los árboles están presentes, sobre todo, como cierre de las explotaciones agrícolas. No obstante, las especies más abundantes son las coníferas, producto de la repoblación para usos silvícolas. En las tierras desarboladas predominan las herbáceas, juncos y helechos, la típica formación de landas; y los musgos en las turberas.
Las formaciones de pradera cubren al rededor del 50% de la superficie del país. La pradera, si bien buena parte de ella es natural, tiene un fuerte componente antrópico. Son zonas roturadas para conseguir buenos pastos para el ganado, especialmente ovino. Estas formaciones de praderas están muy cuidadas, y en ellas prospera la vida salvaje en buenas condiciones.
Abundan las zonas pantanosas de suelos gley. Existe una formación de ciénagas cubiertas de vegetación que son fruto del aclarado del bosque para usos agrícolas, pero que ha sido abandonado y no se han recuperado las condiciones iniciales, si no que en su lugar aparecen brezos y juncos, más adaptados a las grandes cantidades de agua. Las zonas pantanosas, cuando la vegetación en putrefacción es muy gruesa dan paso a las turbas. La turba se ha usado como combustible desde el siglo XVII, gracias a su alto valor energético. En la actualidad la sobreexplotación de la turba las está poniendo en peligro y hay planes para su conservación.
En las montañas y el norte predominan las turberas. La mayor parte de la superficie montañosa está cubierta de turba. Aquí predominan el mirto y los musgos, y en ocasiones sobre ellas y en sus límites prenden especies herbáceas, como ocurre en las turberas del centro del país.
En las zonas de mayor pendiente de las montañas la turbera desaparece y da lugar a formaciones de páramos, más secos, en los que los brezos y las herbáceas son las especies dominantes.
Los acantilados también tiene su vegetación característica, especialmente los de la costa oeste, donde los fuertes vientos impiden la colonización arbórea. Predomina una vegetación herbácea y las formaciones de landas. Son características, en los altos de los acantilados, la hierba del Olimpo y la colleja marina, que cubre de flores blancas la cumbre de los acantilados.
También la fauna es muy característica de esta isla. En los acantilados encuentran refugio muchas aves marinas, como los alcatraces de Little Skellig, las chovas, y el culiblanco. También son comunes los grajos, el rascón, que anida en los campos de heno y el colimbo. Entre los mamíferos destaca el ciervo rojos, la marts cibelina, la foca gris y la nutria. Hay abundancia de ardillas rojas, más extendidas que las grises, y los ratones silvestres. Destaca la poca presencia de reptiles y anfibios. Sólo el lagarto es realmente autóctono.