La Tectónica
Dos son los factores fundamentales responsables de la estructura del relieve terrestre. Ya hemos visto la litología, aquí analizaremos la tectónica. La tectónica trata de cómo se disponen las rocas en la corteza terrestre. Las rocas pueden presentarse en su posición original, tal y como fueron depositadas tras los procesos de erosión, o tal y como surgieron del manto, o pueden haber sido movidas para colocarlas en posiciones diferentemente.
En la corteza de la tierra, simplificando, sólo puede haber dos tipos de movimientos, los verticales y los horizontales. Aunque se puede expresar así, siempre hay que tener en cuenta que la Tierra es una esfera y que estas fuerzas actúan sobre un casquete, es decir, sobre amplias superficies curvadas. El paradigma actual que explica cómo y porqué se producen estos movimientos es la tectónica de placas; a la postre esta es la responsable de la estructura del relieve terrestre.
Los movimientos verticales de la corteza terrestre se llaman epirogénicos. La epirogénesis actúa en regiones muy grandes, incluso continentales: plataformas, escudos, etc. Consiste en movimientos muy lentos de ascenso y descenso de las grandes masas continentales. No provocan grandes cataclismos, como mucho puede ser responsable del basculamiento general de un escudo o plataforma, pero estos basculamientos no superan una pendiente de 15º. También puede producir grandes abombamientos. Si el abombamiento es ascendente se llamará anteclise, si es descendente sineclise.
Las causas por las que aparecen los movimientos epirogénicos son, esencialmente, la desaparición de un peso que actuaba sobre la masa continental, cuando es ascendente, o su aparición cuando es descendente. Por ejemplo, una cordillera montañosa pesa mucho y hunde gran parte del continente. A medida que se va erosionando disminuye el peso y el contienen asciende hasta hacer aflorar las raíces graníticas de la cordillera. Otro ejemplo típico es el de las grandes masas glaciares. Los hielos continentales ejercen una gran presión sobre las rocas, provocando su descenso. Cuando los hielos desaparecen el continente tiende a ascender progresivamente. Estos movimientos se producen para mantener el equilibrio isostático. Las rocas que forman la corteza continental y la corteza oceánica son menos densas que las que forman el manto. De esta manera la corteza flota sobre el manto como un iceberg sobre el océano. Podemos observar cómo el hielo flota en el agua. Si presionamos el hielo este se hunde, pero cuando lo soltamos recupera su línea de flotación, recupera su equilibro isostático. En esencia, así funciona la epirogénesis.
Los movimientos horizontales se llaman orogénicos (o tectogénicos). La orogénesis afecta a regiones relativamente pequeñas. No obstante, las grandes orogenias terrestres (alpina, herciniana, caledoniana, huroniana) llegaron a afectar a todo el planeta. A diferencia de la epirogénesis, la tectogénesis se manifiesta en momentos de crisis, movimientos muy rápidos que producen grandes cataclismos. Movimientos muy rápidos, en términos geológicos, quiere decir miles o cientos de miles de años, pero eso es muy rápido, si tenemos en cuenta que el tiempo geológico se expresa en millones de años. No obstante, lo terremotos, que tienen una duración de segundos, no son otra cosa que una consecuencia de estos movimientos horizontales de la corteza terrestre.
Los empujes orogénicos provocan grandes relieves plegados o fracturados. Todo depende de la naturaleza de las rocas y la fuerza del empuje. Las rocas ígneas y metamórficas son muy rígidas, por lo que no se pliegan sino que se rompen, se fracturan. Las rocas sedimentarias son más plásticas y se pueden plegar «como el papel». No obstante, si el empuje es muy fuerte también estas rocas se fracturan, e incluso pueden ser desplazadas de su lugar original. La mayoría de las montañas actuales se formaron durante la orogenia alpina, ocurrida desde el Triásico (245 millones de años) hasta el final del Neógeno (1,6 millones de años). Unas pocas cadenas montañosas, mucho más antiguas, y desgastadas por la erosión, se remontan a la orogenia herciniana, desde el Devónico (408 millones de años) hasta el final del Pérmico (245 millones de años). De las demás orogenias sólo tenemos algunos testigos aislados dispersos por el mundo.