Paul Vidal de La Blache
Paul Vidal de La Blache es uno de los geógrafos más importantes de la segunda mitad del siglo XIX. Revolucionó la Geografía dándole un objeto de estudio bien diferenciado y exclusivo, de tal manera que no se podía confundir con ninguna otra ciencia: la región.
Vidal de La Blache nació en Pézenas (Francia) el 22 de enero de 1845 y murió en Tamaris-sur-Mer el 5 de abril de 1918. Realizó sus estudios en la Escuela Normal Superior de París y en la escuela de Atenas (Grecia). Siempre mostró su interés por las materias geográficas e históricas. Viajó por las costas del Mediterráneo. Esta es la época en que los estudios de Humboldt y Ritter han calado en la Geografía, y la han convertido en una ciencia moderna. La generación de Vidal de La Blache sería la que recogería el testigo. En 1877 comienza a enseñar geografía en la Escuela Normal Superior, cargo que mantendría durante más de veinte años. Finalmente sería catedrático de geografía en la universidad de La Sorbona, desde 1898 hasta 1908. Desde la cátedra de La Sorbona alcanzaría gran prestigio, lo que le premitió impulsar la geografía en Francia y crear una escuela con discípulos como Jules Sion, Jean Brunhes, Albert Demangeon o Emmanuel de Martonne, que forman Escuela Geográfica Francesa. Fue fundador de la pretigiosa revista Annales de géographie (1891).
Su obra más conocida es «Cuadro de la geografía de Francia» publicada en 1903 como introducción a la historia de Francia de Ernest Lavisse. Otras obras importantes son: «Principios de Geografía Humana» (1922) y «La Francia del Este» (1917).
Vidal de La Blache asumió la región como objeto de estudio de la Geografía. Para él la región era el área donde tienen lugar las relaciones entre fenómenos físicos y humanos. Unas relaciones que se prolongan a lo largo de la historia. Esta interacción entre elementos físicos y antrópicos es lo que dará lugar a un paisaje concreto. Es, precisamente, esta concepción de interacción entre medio y sociedad lo que le llevaría a combatir el determinismo ambiental, asumiendo una postura posibilista.
El pensamiento de Vidal de La Blache se inscribe dentro de la reacción antipositivista e idealista de su época. Rechaza el determinismo natural y reafirma la libertad humana. Sin embargo, esto no implica un desinterés por las relaciones entre el hombre y el medio, si no, muy al contrario, considera al medio un condicionante que facilita o perjudica una relación abierta a múltiples posibilidades.
De esta manera la región tendrá un interés intrínseco, que resulta de sus características peculiares y únicas, y el paisaje será la expresión de estas características peculiares, que se manifestará a la observación y a la sensibilidad del investigador. La región, así planteada, permite superar los problemas que surgen del determinismo, sin abandonar el interés por la relación entre el hombre y el medio. También permite superar la dicotomía entre el conocimiento sistemático que permite generalizar y la descripción detallada de las particularidades.
El hacer hincapié en la importancia de la sociedad en la transformación del medio a lo largo del tiempo acaba por dar la geografía vidaliana un carácter político que se sumará a las tesis nacionalistas de los nuevos Estados nacionales.
Con el desarrollo de este tipo de geografía comenzarán a presentarse problemas metodológicos. En el fondo no se supera la dicotomía medio-hombre. El intento de definir objetivamente y diferencialmente todas las regiones derivó en la proliferación de monografías, en las que a menudo se olvida bien la parte física bien la humana. Además, acabaría por olvidarse las relaciones entre regiones, ya que se analizaban de manera exclusiva y excluyente. No obstante las críticas, la Geografía del Vidal de La Blache es un referente ineludible de la Geografía actual.