Jungla
Se trata de jungla cuando se hace referencia a un bosque localizado en regiones de clima cálido y que presenta una cierta densidad de flora, como en el caso de la selva tropical. Se calcula que alrededor de un 6% de la superficie terrestre de nuestro planeta se considera jungla.
Las junglas son indispensables para mantener los ecosistemas vigentes, teniendo en cuenta que cerca del 57% de todas las variedades de especies conviven en ellas. Además, estas regiones son el hogar de una gran cantidad de especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Esto hace que las junglas sean de vital importancia para la conservación de la biodiversidad.
El anglicismo “jungla” proviene del término en sánscrito jangala, que significa desierto y que hace referencia a cualquier variedad de tierra en estado salvaje, sin cultivar y sin cuidar. Este término incluye también paisajes con bosques, sotobosques (matorrales boscosos) o desiertos. En varios idiomas de la región índica, en la India inglesa inclusive, se utiliza este término. En ocasiones, una zona urbana también puede llamarse jungla en referencia a la densidad de edificios, utilizándose el término en expresiones tales como “jungla de cemento o de hormigón”.
En un contexto técnico, se utiliza este término para referirse a la selva tropical como a un bioma forestal, o sea, como a un bosque de amplia biodiversidad y de intensa densidad forestal, en el que conviven variedades de malezas, enredaderas, lianas, árboles jóvenes y plantas herbáceas. Las junglas se localizan en las dos zonas de clima cálido y se asocian con períodos preclímax de las selvas. Es por ello que la jungla debe diferenciarse de la selva tropical, ya que en esta última crecen diferentes especies tropicales de árboles que deben competir por alcanzar la escasa luz solar que se filtra a través de la espesura de la vegetación. Es así como, en algunos casos, la jungla se sitúa en los bordes de las selvas, donde la actividad humana depende de la luz solar disponible.
Las junglas también son conocidas por su papel en la regulación del clima global. Los árboles y plantas de la jungla absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, y liberan oxígeno en el proceso de fotosíntesis. Esto ayuda a mantener el equilibrio de gases en la atmósfera y a mitigar el cambio climático.
Algunas regiones específicas llamadas junglas se pueden calificar como selvas, porque la mayor parte de estas zonas son bosques tropicales. Estas zonas se encuentran en Tailandia del norte o en Guangdong, al sur de China. En rigor científico, estos bosques son bosques tropicales de hoja caduca o bosques monzónicos, pero no son selvas.
El escritor Upton Sinclair tituló La jungla al libro en el que describe la explotación de los trabajadores en los corrales de Chicago.
Ehud Barak, anteriormente primer Ministro y hoy Ministro de Defensa de Israel, comparó este país con “una aldea en la jungla”, elevando así el nivel de controversia en el uso del término. Los opositores del Movimiento Israelí sobre la Paz acusaron al Ministro de Defensa de comparar a los habitantes de los países limítrofes (en referencia a los palestinos) con “salvajes o bestias” ya que manifestó que no hay posibilidades de llevar a cabo acercamientos, de comunicarse, dar a conocer y de reconciliarse con ellos.
Rudyard Kipling tituló una de sus novelas El libro de la selva. En dicha novela se utiliza la frase “la ley de la jungla” en un contexto similar, en el que tanto los seres humanos como los animales protagonizan diferentes altercados. Las junglas han sido también escenario de numerosas películas y series de televisión, que han contribuido a crear una imagen a veces idealizada y a veces temible de estos ecosistemas.