Geografía
Inicio Geografía general Geografía litoral

Geografía litoral

Publicado por Pablo Guerrero

¿Qué estudia?

Esta disciplina está enmarcada en el campo de la geografía física compleja; estudia los paisajes litorales en su conjunto (también llamados marítimos o costeros) y la dinámica que ejercen sobre la superficie de la Tierra.

La geomorfología costera se centra en el estudio de las formas que adquieren las costas a causa de la interacción entre tectónica, oleaje, corrientes y la carga de sedimentos. Estos factores influyen en la construcción y destrucción de las estructuras costeras a lo largo del tiempo.

Los procesos como la sedimentación y la erosión juegan un papel importante en la formación de playas, dunas y acantilados.

“Litoral” es el conjunto de grietas y fisuras que genera el oleaje del mar al golpear contra un acantilado, dejando como saldo grandes procesos de sedimentación y de erosión.

Esta dinámica resulta de la intersección del relieve, el mar y el clima, tres factores determinantes en cuanto a la caracterización de este tipo de zonas.

Las actividades humanas, como la construcción de infraestructuras y la contaminación, han transformado significativamente muchos entornos costeros. Estas acciones pueden alterar las dinámicas naturales.

Al modificar las corrientes de sedimentación y erosionar las costas, las actividades humanas provocan cambios en el paisaje y afectan la biodiversidad local.

Sin embargo, aunque de manera secundaria, también entran en juego la presencia de estuarios, el desarrollo de suelos, la actividad humana, los hielos, etcétera, lo cual complejiza aún más las investigaciones.

De modo que estudiar geografía litoral implica un cruce de disciplinas como la geografía regional y la geosinergética.

Playas y costas:

Al ser la costa el primer punto de encuentro entre la tierra y el agua, produciéndose entre ambos importantes colisiones originadas por los oleajes, corrientes marinas y vientos, termina siendo una zona que se encuentra todo el tiempo en proceso de erosión (remoción de materiales) y de sedimentación (entrada de material proveniente de franjas costeras cercanas).

Por supuesto, este proceso es muy irregular incluso en una misma zona, ya que la forma en que se desenvuelva dependerá de numerosos factores geográficos y naturales: un mismo banco de arena cuenta con diversos tipos de playas, y esto está vinculado al tipo de zona de rompiente, la fuerza variable del oleaje (olas de mar local o de mar de fondo) y las condiciones meteorológicas, que no sólo pueden modificar el tipo de rompiente, sino incluso la playa y una gran porción del propio paisaje litoral.

Esto se debe a que, en los paisajes litorales, el lugar más afectado por la acción de las olas es justamente la playa, en especial cuando las mismas irrumpen en forma muy violenta.

Cabe aclarar que la playa está comprendida por la base (es decir, el límite inferior de la costa) y se extiende hasta el punto máximo que suelen alcanzar las olas causadas por las tormentas más violentas.

La gestión de la erosión costera se realiza mediante técnicas como la construcción de espigones y diques.

Además, la restauración de playas mediante la adición de arena es una práctica común. Estas medidas buscan mitigar la pérdida de terrenos costeros y proteger las infraestructuras cercanas.

Balance de sedimentos:

El conjunto de todos estos factores y procesos geográficos es entonces el balance de sedimentos de la costa, y los impactos que se producen en él influyen en gran medida en la forma que va adquiriendo la costa. Las conclusiones que se derivan de esta actividad natural se visualizan de acuerdo a:

-Si el fenómeno de erosión es frecuente, las costas son altas y se caracterizan por la presencia de peñascos y acantilados. Aquí se dice que el saldo es positivo.

-Si los fenómenos de sedimentación son frecuentes, el resultado es negativo. Las costas son bajas y pueden ser:

*Abiertas: cuando hay una delimitación bien clara entre el agua y las costas continentales.

*Protegidas: cuando después de una primera línea de tierras secas se abren espejos de agua indirectamente vinculados con el mar, como por ejemplo, lagunas, bañados, etcétera.

Las zonas costeras albergan una rica diversidad biológica que va desde manglares hasta marismas.

Estos lugares son hábitats cruciales para muchas especies marinas.

Estos ambientes proporcionan recursos vitales y servicios ecosistémicos esenciales para el equilibrio ecológico.