Alta montaña
Se llama alta montaña al terreno con montañas elevadas que presenta condiciones geográficas específicas de hielo, nieve, temperatura, radiación UV, clima, oxígeno, etcétera, condiciones que provocan riesgos a la salud de la persona que se expone a estas. Tal es el caso del mal de montaña, relacionado con el montañismo.
Climas: las frecuentes precipitaciones en forma de nieve y las temperaturas bajas son comunes durante el invierno. Con respecto a la actividad deportiva de alta montaña, se requieren capacidades, técnicas y actividades propias de lugares montañosos con alturas elevadas como lo son los terrenos arenosos, rocosos, nevados o con hielo. La proporción de oxígeno, la presión atmosférica y la temperatura, que disminuyen a medida que aumenta la altura, son condiciones atmosféricas específicas de alta montaña que deben tenerse en consideración. Es por esto que el uso frecuente del término “alta montaña” se aplica al deporte de ascenso y descenso de montañas con las características mencionadas anteriormente. Se suele acompañar este término con las frases: “práctica de” o “escuela de”.
Además de las condiciones climáticas, la alta montaña también presenta desafíos geológicos únicos. Los terrenos pueden ser extremadamente empinados y rocosos, con acantilados y cornisas que pueden presentar peligros para los escaladores. Las avalanchas son un riesgo constante en muchas áreas de alta montaña, especialmente durante los meses de invierno y primavera cuando la nieve es más inestable. Los glaciares, que son comunes en las altas montañas, también pueden ser peligrosos debido a las grietas ocultas bajo la superficie de la nieve.
Para aplicar correctamente el término “alta montaña”, es preciso tener en cuenta, entre otros factores, a la latitud. En México, que posee una meseta central cuya latitud es de 19°N, es aceptado que alta montaña sea desde los 4000 metros sobre el nivel del mar, donde no hay vegetación (o a lo sumo, puede hallarse vegetación típica, como el sacate de alta montaña) y se puede encontrar hielo y nieve. En cambio, en países de clima más frío, el nivel mínimo de alta montaña es considerablemente más bajo. En España, alta montaña se considera desde los 2000 metros en la región sur y de los 1500 en la norte.
En la Patagonia, situada en el extremo final de la Cordillera de los Andes, las zonas de alta montaña van disminuyendo en altura. En la región de Bariloche, en el norte de la Patagonia, la vegetación llega hasta los 1700 metros sobre el nivel del mar (aprox), y en Tierra del Fuego, situada a 65° de latitud sur, el límite de vegetación se halla a los 650 metros sobre el nivel del mar (aprox). Superando estos límites se considera alta montaña. Las zonas donde se encuentran glaciares y la Antártida también son consideradas zonas de alta montaña.
Superando los 3000 metros de altura, las condiciones del clima son más duras en parte debido a que la elevada radiación solar disminuye el nivel de humedad en el aire, los vientos son más fuertes y las temperaturas alcanzan cifras extremas, con precipitaciones durante el invierno en forma de hielo y nieve. Estas condiciones propician el desarrollo de matorrales, que se caracterizan por ser formaciones vegetales abiertas.
Los vegetales de alta montaña tienen un aspecto de almohadilla, con largas raíces y hojas pilosas y pequeñas que los ayudan a sobrevivir en este medio hostil. Un ejemplo es la hierba pajonera, tolerante a los vientos de alta montaña así como a los cambios de temperatura.
Además de la flora, la fauna de alta montaña también ha desarrollado adaptaciones únicas para sobrevivir en estas condiciones extremas. Algunas especies, como las cabras montesas, son conocidas por su habilidad para escalar terrenos empinados y rocosos. Otras, como el cóndor andino, se han adaptado para volar a grandes altitudes donde el aire es más delgado. A pesar de las duras condiciones, la alta montaña es hogar de una diversidad de vida sorprendente, lo que la convierte en un ecosistema fascinante y valioso para la conservación.