Turquía: Economía
Turquía es un país desarrollado en su mayor parte, aunque persisten bolsas menos desarrolladas. Tiene un índice de desarrollo humano de 0,806, que es alto, aunque está condicionado por el carácter estatal de gran parte de su economía. La vocación estatalista de la economía turca se remonta a la creación de la nueva Turquía tras la caída del Imperio. Sólo desde la década de 1980 aparece una política económica más liberal. Esto propició crecimientos económicos mucho mayores que los de la Unión Europea, por encima del 4% anual, aunque limitados por crisis internas.
Turquía se ha convertido en un país claramente industrializado. La agricultura supone el 8% del PIB, lo que es alto para un país desarrollado, y el 29% de la población activa, la industria supone el 27% del PIB y el 24% de la población activa, y los servicios el 65% del PIB, y el 47% de los trabajadores.
Turquía tiene una extraordinaria variedad de productos agrícolas, debido a la multiplicidad de climas, pero destaca sobre todo, en los cultivos de tipo mediterráneo, trigo, olivo, vid, cebada, frutas y hortalizas. También sobresale en cultivos como el maíz, el arroz, el tabaco y la remolacha azucarera. Las zonas agrícolas, por excelencia son las regiones costeras, y el oeste del país, donde la agricultura está en recesión ante el empuje industrial. Hacia el este la dedicación agrícola es sustituida por la ganadera. Las tierras más feraces se encuentran en la región del Egeo y el mar de Mármara, tanto en la parte asiática como en la europea. Las costas del mar Negro están especializadas en la producción de frutas y tabaco, y se han aclimatado ciertos cultivos subtropicales.
En la ganadería predomina la dedicación bovina, seguida del ovino,el caprino y el aviar. Falta, como país musulmán, la cabaña porcina. La pesca se reduce a las artes tradicionales del entorno costero. La flota turca apenas se adentra en el Mediterráneo y el mar Negro. La agricultura a potenciado una importante industria agroalimentaria.
Aunque tiene pequeños yacimientos de petroleo es dependiente de este producto. La red de oleoductos llega desde el golfo Pérsico hasta las costas del Egeo. En Eskenderun existe un gran centro petroquímico, donde se embarca el crudo para la exportación. Tiene grandes recursos de carbón y hierro.
La industria a despegado en Turquía desde la década de 1990. Destaca el sector textil, del que es un gran productor y exportador. Esta industria se concentra en torno a Estambul, Bursa, Esmira y Adana. Sus prendas no sólo usan fibras tradicionales: algodón y lana, si no, también, fibras artificiales que se fabrican en el propio país. Son famosas las alfombras y la marroquinería.
La industria del mueble también es muy potente, gracias a sus abundantes y variados bosques.
La industria siderúrgica se concentra en Eregli y Karabuk, especializada en altos hornos. La industria de transformación está en expansión: coches, electrodomésticos, etc.
Los servicios son cada día más potentes y de mejor calidad. La necesidad de exportación ha estabilizado las finanzas, y el comercio, tanto interior como exterior es muy dinámica. Turquía tiene una relación privilegiada con la Unión Europea, tendente a la unión aduanera y el libre comercio, aunque su plena incorporación levanta recelos en algunos de los socios europeos. La inversión extranjera es cada día mayor.
Las vías de comunicación son buenas en el entorno de mar de Mármara y el Egeo, y sus conexiones con Ankara, pero en el resto del país son malas. Algo mejores en las zonas costeras en el interior del país y hacia el este las comunicaciones se vuelven muy difíciles. No obstante, la mayor parte de la población, y de las actividades económicas disponen de las comunicaciones que necesitan.
El turismo ha crecido mucho desde la década de 1990. Los principales destinos turcos son Estambul, las ciudades históricas de la costa del mar Egeo, Capadocia y los paisajes desérticos del centro del país también tienen gran atractivo.