Bolivia: economía
La economía boliviana se basa en la minería, las industrias del petróleo, el gas natural, la agropecuaria, la cementera y la textil. Es una economía que, ante todo explota las riquezas naturales y las exporta. Históricamente Bolivia ha dependido de la exportación de estaño, zinc, gas natural y soja.
La agricultura tiene un gran peso en la economía de Bolivia. Emplea al 5 por ciento de la población laboral y representa el 15% del PIB. Los principales productos agrícolas son: azúcar, arroz, soja (producto estrella del oriente boliviano), café, maíz, patatas y cereales e infinidad de otros productos minoritarios. Como la mayoría de los países americanos tiene una agricultura dual, una tradicional, que satisface las necesidades alimenticias del país, muy pobre y poco capitalizada, y otra con productos dirigidos a la exportación, obtenidos en grandes plantaciones, con todas las ventajas de la revolución verde. La agricultura andina queda, fundamentalmente, relacionada con el autoconsumo o el abastecimiento interno. Se produce maíz, trigo, papa y otros tubérculos, cebada, quinua, hortalizas, etc. La cría pecuaria queda reducida al ganado autóctono. Las regiones orientales tropicales son las áreas de la expansión agrícola boliviana. Bolivia es el tercer productor de hoja de coca. Una parte de la producción es usada ilegalmente para la fabricación de cocaína, lo que supone un problema para la economía boliviana, ya que desincentiva la inversión en otros productos.
Entre las riquezas mineras del país, las mayores se concentran en los departamentos occidentales como Potosí, La Paz y Oruro, en las que se encuentran el estaño (cuarto productor mundial), plata, cobre, tungsteno, antimonio, zinc, etc. En las regiones orientales tropicales, en los departamentos de Santa Cruz y Beni, se encuentran los yacimientos más importantes de hierro y oro (cerro San Simón). Importantes son, también, las gemas como la bolivianita, ayoreita, anahita, amatista y milenium procedentes de las tierras bajas tropicales.
La producción de hidrocarburos está concentrada en la franja preandina, los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. La producción de petróleo abastece el mercado nacional mientras que la de gas natural es exportada a Brasil y a Argentina.
A pesar de sus grandes recursos la industria boliviana es escasa. Representa un 35% del PIB. Está enfocada a la manufactura, el refinado de azúcar y derivados, artículos de piel, fabricas de tabaco, cemento, química, papelera, mobiliaria, de vidrio, explosivos y otras. El 80% de las industrias del país están ubicadas en las ciudades de Santa Cruz de la Sierra, La Paz y Cochabamba.
Existen varias plantas metalúrgicas pequeñas de fundición y de terminación metálicas. También hay una pequeña industria de cemento, de cemento asbesto y de industria del vidrio. La industria del petróleo está en manos de compañías extranjeras. Las refinerías producen gasolina para vehículos, propano y butano líquido, combustible para aviones, gasóleol, fueloil y lubricantes para uso en maquinarias e industria. La química es un sector limitado, pero cubre una gran variedad de actividades: explosivos, jabones, detergentes, tintas, pinturas y fármacos. La industria del calzado y curtiembres ha tenido un notable crecimiento. La industria textil, en cambio, ha perdido importancia. La alimentaria es dominante en el país. Dentro de esta rama se encuentran las plantas de aceite comestible, los ingenios azucareros, las destilerías, las cervecerías y una fábrica de levadura y alimentos en La Paz. Impulsa subsectores como los del frío, fábricas de lácteos, plantas embotelladores de refrescos y plantas procesadoras de cereales. Las grandes fábricas procesan soja, girasol y semillas de algodón, así como azúcar de caña. Están, principalmente, en Santa Cruz.
La economía boliviana depende, en gran medida de la exportación de sus productos. Sus principales clientes son Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, Japón y Estados Unidos. Bolivia está en el Mercosur, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) y la Comunidad Andina (CAN).
Los servicios en Bolivia son de escasa calidad, aunque mejoran ostensiblemente. El transporte terrestre es difícil y está mal articulado. De los más de 49.900 km de carreteras y sólo 4.600 km están pavimentados. Cuenta con un ramal de la carretera panamericana que cruza todo el Altiplano y que la conecta con los países limítrofes. El sistema ferroviario está dividido en dos redes: la oriental con 1.222 km, que se conecta con Brasil y Argentina y la occidental con 2.318 km de longitud, que une al país con Perú y Chile. Mucha importancia tiene el transporte fluvial. Con más de 14.000 km de ríos navegables. El transporte aéreo es decisivo. Bolivia cuenta con más de catorce aeropuertos internacionales.
El turismo está poco explotado, aunque cuenta con grandes atractivos. Se concentra en torno a La Paz; Santa Cruz y Cochabamba.
La banca es un sector cada día más estable, gracias a sus intensas relaciones con el comercio internacional y las remesas de dinero que envían los emigrantes a familias concretas, que pueden montar sus pequeños negocios.