El corte topográfico y el bloque diagrama
Para hacernos una idea de cómo es le relieve de una región un instrumento útil es hacer un corte topográfico sobre un mapa con curvas de nivel. Para hacer un corte topográfico se deben seleccionar dos puntos del mapa. Trazar una línea recta entre ambos y anotar la distancia entre las curvas de nivel que atraviese. El método más fácil es hacer una marca en un papel blanco que colocaremos sobre la línea. De esta manera tenemos dos informaciones que nos proporciona el mapa: la distancia horizontal y la distancia de las curvas de nivel que nos indican la altitud. Esta información, junto con la de la escala del mapa, será vital para determinar qué tipo de relieve presenta el paisaje. Tras anotar las curvas de nivel dibujaremos un eje de coordenadas (mejor en un papel milimetrado). En el eje horizontal pondremos la distancia horizontal, es decir marcaremos sobre él la distancia entre curvas de nivel que tenemos en la hoja. Su escala, normalmente, debe de ser la misma que la del mapa. En el eje vertical pondremos una escala diferente, mayor que la del mapa, para resaltar el relieve. Por ejemplo, si la escala horizontal es 1:50.000 la vertical puede ser 1:10.000, es decir, cada centímetro en el papel serán 100 metros en la realidad.
A continuación levantamos verticalmente cada marca de una curva de nivel hasta la altitud correspondiente (como jugando a los barcos), y se dibuja un punto. Ya sólo queda unir todos los puntos para ver el del relieve en línea recta entre los puntos seleccionados.
El corte se ha de completar con información relevante para que sea localizado. La información necesaria es: la zona en la que se encuentra, el nombre de los puntos de los extremos del corte, el nombre de las cotas, los ríos y los pueblos por donde pasa, la escala que hemos empleado y el rumbo del corte.
También se pueden hacer cortes que den la imagen del perfil de un trayecto, en lugar de una línea recta. Para ello se debe tomar la distancia entre las curvas de nivel que se vaya atravesando a lo largo del camino, y hacemos lo mismo que en el corte topográfico normal. Los cortes sinuosos más habituales son los del trayecto de una carretera y el perfil de un río.
Si en vez de un solo corte dibujamos varios paralelos tendremos un corte compuesto, que nos da una idea más completa del paisaje ante el que estamos. En un corte compuesto se dibujan las líneas que sobresalen por encima del corte que se tiene delante.
Para hacernos una idea más completa del relieve podemos hacer un bloque diagrama, que nos da una imagen en tres dimensiones de la región.
Para ello lo primero que debemos hacer es dibujar una red regular sobre el área que nos interesa, por ejemplo un cuadrado de diez líneas horizontales y diez verticales separadas por medio centímetro cada una. Cuanto más tupida mejor, pero también más laborioso.
Sobre cada una de esas líneas hacemos las operaciones correspondientes de un corte topográfico (tanto en las horizontales como en las verticales). En esta ocasión llevaremos la información sobre los tres ejes de una perspectiva que puede ser caballera o cónica. De esta manera obtendremos la malla deformada por las altitudes. No queda más que dibujar el relieve interpretándolo artísticamente.
Las escalas sobre cada uno de los tres ejes se tratan igual que en el corte topográfico: la misma escala del mapa en el eje X e Y (los que representan el plano horizontal del suelo) y el eje Z con una escala mayor (que representa la altura).
La mayoría de los bloque diagramas se completan dibujando un basamento, que normalmente contienen el sustrato geológico, para el que hay que hacer no ya un corte topográfico sino uno geológico.
En la actualidad los bloques diagramas se hacen por medio de programas informáticos, pero realizar a mano algún bloque diagrama permite la lectura de mapas a ojo, con mucha eficacia.