El relieve submarino
La zona más desconocida de nuestro planeta es la que está debajo de las aguas marinas. Se conocen razonablemente bien las zonas más próximas a la costa, y a la que llega la luz del sol, por debajo, el relieve submarino se conoce, grosso modo, y por métodos indirectos, como el uso del sónar.
Entre lo poco que se conoce del relieve submarino se distinguen: la plataforma continental, el talud continental, las dorsales oceánicas, las cuencas oceánicas y las fosas abisales.
La plataforma continental es la parte de la corteza continental que se encuentra sumergida bajo las aguas. En general, no desciende por debajo de los 200 metros, y en la mayor parte de esta zona la luz solar alcanza el fondo, y por lo tanto es muy rica en especies vegetales y animales. Las formas de relieve presentes son las mismas que en el continente, pero predomina la sedimentación de arenas, que cubre las formas y dificultan su erosión.
El talud, o zócalo, es un profundo precipicio que desciende desde el borde de la plataforma continental (a unos 200 metros de profundidad) hasta el comienzo de la corteza oceánica. Se trata de una pared muy pronunciada que cae hasta los 2.000 y los 3.000 metros de profundidad.
La cuenca océanica, también llamada cuenca abisal, forma el grueso del relieve submarino, y es la parte más desconocida del conjunto. Se estima que está formada por enormes llanuras que se encuentran a profundidades de entre 2.000 y 6.000 metros. La estructura de llanura sí que debe de ser dominante, aunque se desconocen las formas de detalle. Del estudio de estas llanuras, y del paleomagnetismo que conservan en sus rocas, se ha descubierto que se disponen en bandas paralelas a las dorales oceánicas, y que la edad de las rocas es tanto mayor cuanto más alejadas se encuentran de las dorsales, lo que constituye una prueba de cómo funciona la tectónica de placas. Este mecanismo de creación de la cuenca oceánica, es lo que nos lleva a pensar que la forma más común es la llanura, aunque deben de estar cuarteadas por fallas, contengan volcanes y posiblemente pliegues. La actividad volcánica perfora estas llanuras y construyen enormes conos que en ocasiones llegan a emerger en forma de isla.
Las dorsales oceánicas, o mesooceánicas, ya que la mayoría se encuentran en mitad de los océanos, son enormes cordilleras submarinas, pero su génesis no tiene que ver con la de las cordilleras continentales, es decir, la compresión de los sedimentos de un geosinclinal durante una orogenia, si no que son la zonas de creación de nueva corteza oceánica debidas a la actividad del mato. Se trata de límites de placa, de los lugares en los que las placas se separan entre sí. Tienen una forma en M llamada rift; ya que tienen la misma forma y génesis que el valle del Rift en África. Es una zona tectónicamente muy activa, con frecuentes terremotos, que generan fallas y volcanes. Se ha demostrado que los volcanes que se crean en esta zona se alejan del eje central con la creación de nueva corteza, hasta el punto de que el edificio volcánico pierde contacto con la caldera que lo alimenta creando un volcán apagado.
Las principales dorsales son: la del Atlántico central, la del Índico central, la del Índico suroriental, la del Pacifico central, la de Hawai, la del Pacífico oriental, la del Pacífico suroriental y la del Pacífico-Antártica.
Las fosas abisales, o fosas tectónicas, son profundas depresiones que descienden desde la corteza continental, con una gran pendiente, hasta más de 6.000. Se trata de depresiones estrechas y alargadas que forman la zona de subducción de las placas tectónicas. Se encuentran muy próximas a los continentes, de manera que, como ocurre en la costa del Pacífico en América, se desciende desde la costa hasta las profundidades de una fosa en muy pocos kilómetros horizontales. La diferencia es mayor desde las alturas de los Andes. Estas fosas son, también, zonas tectónicamente muy activas, con numerosos terremotos que crean grandes fallas, y volcanes, que llegan a emerger. A lo largo de algunas de estas fosas aparece un arco de islas como ocurre en las Antillas o las islas Aleutianas. La fosa más profunda del planeta es la de las Marianas, que desciende hasta los 11.000 metros de profundidad.