Albania: economía
Albania es uno de los países más pobres de Europa, con un Índice de Desarrollo Humano de 0,801, que es alto para el mundo pero bajo para Europa. Esta situación precaria se debe a un duro régimen comunista, que apostó por el sector agrícola y la minería, en lugar del industrial, y una profunda crisis económica tras el fin del régimen, provocada por errores internos, como la caída de los bancos piramidales, que estaban avalados por el Estado, las guerras de Yugoslavia, que dejaron al país sin sus mercados naturales, y la debilidad del Estado, que da mucha inseguridad política y legal para las inversiones.
Albania estuvo bajo el régimen comunista desde 1946 hasta 1991, encabezado por Enver Hoxha. Durante este tiempo, el país se aisló del resto de Europa al rechazar las reformas adoptadas por otros regímenes comunistas. La política económica se centró en la agricultura colectivista y autosuficiencia frente al desarrollo industrial, lo que sentó las bases para posteriores dificultades económicas.
No obstante, la estructura económica de Albania se está volcando hacia los servicios, aunque estos son de mala calidad. En la actualidad la agricultura supone el 20% del PIB y acoge al 58% de la población activa, lo que revela su baja productividad, y la gran cantidad de familias que dependen de la agricultura para su supervivencia. La industria supone el 20% de PIB y acoge al 15% de la fuerza laboral, y los servicios suponen el 60% del PIB y el 27% de los trabajadores.
En 2025, el crecimiento económico de Albania se mantiene estable, con un incremento del PIB entre 3% y 4% anual. Desde su integración en organismos internacionales de comercio, intensificó sus relaciones con la Unión Europea, siendo Italia y Alemania dos de sus principales socios comerciales. Las exportaciones han encontrado nichos en textiles y minerales, mientras que las importaciones incluyen maquinaria y productos químicos.
La agricultura ha sufrido un profundo proceso de reconversión desde el modelo colectivista maoísta, imperante en la época comunista. En 1991, con la caída del régimen, se produjo una apropiación irregular de tierras, desaparecieron las cooperativas y se dejó de producir para el mercado, en favor de una agricultura de subsistencia que rebajó drásticamente la producción agrícola. Esta situación sólo se comenzó a superar a partir de 1998, año en el que la Administración decide poner orden en el régimen de privatizaciones y las condiciones de tenencia de tierras. El mercado se vuelve a activar con productos como el trigo, el maíz, las patatas, las hortalizas, la uva, la madera, el tabaco, la carne, etc.
También los bosques son importantes, el 46% de Albania está cubierta de bosques. Las principales especies comerciales son el roble, los olmos y los pinos.
La riqueza minera de Albania es notable, para un país tan pequeño. Dispone de recursos moderados de petróleo y gas natural, e importantes minas de cromo, en la cuenca del río Drin, ferro-níquel, lignito y cobre, en Kukes, entre otros. La minería aporta el 40% del PIB.
Albania también dispone de una potencia hidroeléctrica, instalada en la época comunista, que es superior a las necesidades actuales del país, pero corta para garantizar un desarrollo sostenido. La mayoría de las presas hidroeléctricas se encuentran en el río Drin.
La industria albanesa está obsoleta y es heredera del período comunista, aunque las grandes empresas estatales de aquella época se desmantelaron, y no hubo capitales suficientes para la renovación de la industria. Destacan los sectores del textil, el calzado, los derivados de la madera y de los metales. Tiene graves problemas de contaminación ambiental. Las principales regiones industriales son Tirana, Shkoder, Gjirokaster y Berat. También destaca el complejo siderometalúrgico de Elbasan.
En los últimos años, Albania ha invertido en la modernización de su infraestructura. Se han concluido varios proyectos carreteros que conectan Tirana con otros centros urbanos importantes. Además, el aeropuerto de Tirana ha sido ampliado para aumentar su capacidad de pasajeros y carga; estas mejoras han fortalecido el potencial logístico del país y han reducido el tiempo de transporte interno.
Los servicios son muy abundantes, pero de mala calidad. Se trata de pequeñas empresas y servicios personales para los cuales la capitalización es muy baja. El sector bancario sufrió una profunda crisis tras la quiebra de los bancos piramidales que surgieron tras la caída del régimen comunista. En la actualidad los bancos están más controlados por el Estado.
Las infraestructuras y el transporte siguen teniendo la estructura centralizada de la época comunista, pensada para abastecer de productos agrícolas a las ciudades, y los minerales a las fábricas. La red ferroviaria es corta, y hasta 1986 no estuvo enlazada con el resto de la red europea. Las carreteras son de mala calidad, a pesar del esfuerzo que se está haciendo por enlazar, con buenas carreteras, las principales ciudades. Los principales puertos comerciales son Durres, Saranda, Shenjin y Vlore. Sobre ellos descansa el comercio internacional, que es ligeramente deficitario gracias a la exportación de petróleo, cuya producción aún es excedentaria, debido al bajo desarrollo del país.
Albania enfrenta desafíos medioambientales significativos, incluidos la deforestación y el manejo sostenible del agua. El gobierno ha implementado políticas de reforestación y gestión del agua, en colaboración con organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, el seguimiento y la correcta implementación de estas medidas son temas en desarrollo, orientados a mitigar el impacto ambiental que afecta la salud pública y la biodiversidad local.