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La globalización

Publicado por Santiago

Países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo EconómicoGlobalización (o mundialización) es un neologismo difuso que tiene muchos matices. En principio, el término globalización entiende el mundo como uno sólo en el que los valores sociales y de desarrollo son universales y afectan a todos los países. Eso significa, en la práctica, que es posible encontrar manifestaciones de la cultura dominante (EE UU, Europa y Japón) en todos los rincones del mundo, superponiéndose, cuando no eliminando, a la cultura local. En boca de las grandes empresas la globalización se usa para referirse a un mundo en el que el mercado de las grandes empresas multinacionales es el planeta entero, sin las restricciones al comercio internacional que ponen los países. De esta manera los grandes procesos económicos escapan al control de los Estados. Así, la globalización, en la actualidad, es la globalización de la economía, y ubicación de las empresas de los países desarrollados en todo el mundo. Por desgracia no es pone el mismo empeño en la extensión del respeto por los Derechos Humanos, la democracia, la protección social, etc., que son los valores que proporcionan estabilidad y desarrollo a los países ricos.

La globalización es un proceso en marcha favorecido por la apertura de mercados internacionales; el desarrollo de los medios de comunicación y transporte, con especial protagonismo de la libertad de las comunicaciones que proporciona Internet; la concentración de amplios sectores de la economía en unas pocas empresas; la privatización de empresas públicas antes consideradas estratégicas, y el bajo control financiero en la economía internacional.

En sí la globalización tendría que generar efectos positivos, ya que un mercado más grande permite aprovechar mejor los recursos, permite un acceso universal y libre a la cultura y la ciencia, y eso genera un mayor desarrollo tecnológico, la economía se vuelve menos dependiente de las vicisitudes de cada país, aumentaría la cooperación internacional y se extenderían la protección de los Derechos Humanos para garantizar la estabilidad de los países, puesto que eso es asegurar la estabilidad de las inversiones.

Sin embargo, y como consecuencia del proceso de concentración en grandes empresas, la globalización implica grandes riesgos. Un mercado de ámbito mundial no puede estar controlado por los Estados, y sí por las empresas que dominan el sector y pueden eliminar a la competencia gracias a sus economías de escala, reduciendo la indispensable competencia, que es la base del funcionamiento del sistema capitalista. Esto termina por generar desigualdades y desequilibrios, tanto económicos, como sociales y territoriales. Un mercado sin trabas, y unos bajos precios del transporte, permite la implantación de las fábricas en aquellos países en los que los derechos laborales y el precio de la fuerza de trabajo están en precario. Esta falta de control se puede extender a la protección del medio ambiente, ya que, gracias a una mano de obra abundante y barata, las empresas prefieren usar una tecnología más contaminante, que no exige, a corto plazo, inversiones en investigación para obtener un proceso productivo más eficaz.

Una consecuencia no deseable de la globalización es la disminución de la diversidad cultural e ideológica, ya que las empresas deben vender sus productos tanto en el mundo rico como en el pobre y a través de la publicidad extienden los valores el consumismo por todo el mundo, y consumo de unos pocos productos: aquellos que produce la industria internacional. La defensa de este modelo requiere de un pensamiento único, extendido por todo el mundo.

Por último es posible que se imponga una economía basada en los mercados ficticios (bolsa de valores) en lugar de sobre el desarrollo de los sectores económicos.

Para evitar estos riesgos y asegurar los beneficios de la globalización han surgido los movimientos antiglobalización. Desde estos grupos se pretende asegurar la diversidad cultural en el mundo y se oponen a la libertad de comercio y a las grandes fusiones empresariales porque de esa libertad comercial sólo se pueden aprovechar los que están en mejores condiciones, es decir los ricos, aumentando, de esta manera, la desigualdad. Ante esto proponen la industrialización del Tercer Mundo con capitales locales, incluso por medio de microcréditos, la protección de las economías más débiles instaurando tasas aduaneras para los productos de los países ricos, la creación de un impuesto mundial sobre los transportes (tasa Tobin) y la creación de un mercado justo con los empresarios de los países pobres (comercio justo). Sin embargo, esta corriente social está fuera de los parlamentos nacionales, por lo que su labor es más de concienciación social que de práctica política. Frente a ellos están las grandes organizaciones políticas que refuerzan el proceso de globalización, la OMC (Organización Mundial del Comercio) y el G8, los ocho países más grandes del mundo.